sábado, 7 de abril de 2012

Pic d´Anie (2507 m)

El último día de marzo y aún reciente lo de Larra, Peyo y Jaime se animan a salir con los esquís, ...y conmigo. Para compensar las dos embarcadas anteriores, había que buscar un sitio cercano, cómodo y con nieve. La decisión no da lugar a la duda, habrá que hacer otra visita al Anie.
Salimos temprano desde la curva helicoidal y eso se traduce en que la nieve está como una piedra, pero queda día por delante, y además la meteo promete.



Aún sin darnos el sol, la ropa excesiva empieza a estorbar. A los dos les hago mirar hacia atrás y les recuerdo nuestra aventura por los agujeros de Larra. Al mantener una distancia prudencial la respuesta se adivina solamente en la mirada de Peyo.



Así como vamos avanzando tenemos a la vista el pico que, como siempre que hace buen tiempo, se muestra con muy buena cara. También asoma el Soum Couy por el otro lado para recordanos que él también está allí.


Así como pasa la mañana, el disfrute es total. Solo por las vistas ya merece la pena. Echamos un pequeño bocado al cuerpo y continuamos hacia nuestro objetivo de forma directa y sin titubeos.




Pronto encaramos la pala del pico y Peyo enseña a Jaime cómo le puede grabar con el móvil, mientras sube por la pala.



Al llegar a la pala final la nieve se mantiene bastante dura y hay que extremar las precauciones. Conseguimos subir con las cuchillas, sin poner crampones, pero por los pelos. En vista de lo que hay, Peyo se queda sin ser grabado por Jaime, no se puede perder la concentración.




Viendo el día que tenemos se puede imaginar como nos sentimos ahí arriba y más a la hora de almorzar. Hay bastante gente que ha elegido el Anie para este día, y no me extraña, teniendo en cuenta como está la cosa por el resto de la zona y cómo está aquí.



Estando en la cima llegó la anécdota del día. Había llevado el casco puesto hasta para almorzar, pero en un momento dado, y sin recordar por qué, me lo desabroché y al agacharme a coger un esquí para quitar las pieles, allá que fue todo decidido a bajar la pala del Anie. Toda la gente que ahí había estuvo pendiente de si continuaba o se paraba, pero el jodido de él aprovecho su momento de libertad y se bajó toda la pala como un señor.
Intenté bajar lo más rápido posible para llegar a donde se había parado, para ver las consecuencias de su aventura, y salió bastante bien parado. Me lo puse bien atado y continuamos la bajada los dos juntos.



Tras la pequeña remada para pasar la vaguada de la base del Anie, continuamos con la bajada disfrutona y con la nieve en su punto, haciendo que incluso perdiéramos el control en alguna que otra ocasión por crecernos demasiado.



Al final otra pequeña remada por la pista de esquí de fondo en la Contienda, y con buena hora nos dirigimos a comer muy a gusto en el Camping Zuriza, donde, como siempre, nos tratan de maravilla.

Con esto, Peyo que hacía bastante tiempo que no estaba en el Anie, y Jaime, que ha hecho su pico más alto con esquís, parece que han olvidado la aventura de Larra, aunque estemos muy cerca de la zona.

lunes, 2 de abril de 2012

Refugio de Belagua-Larra (2ª parte)

El jueves 29 de marzo engañé a José Antonio y a Jaime para volver a Larra otra vez. Ahora ya se trataba de torpeza. El único objetivo es cruzar todo Larra y llegar hasta la Foya del Portillo, ya en terreno conocido.


Entramos como el domingo anterior a todo el laberinto, esta vez con la idea de no perder la falda de Lapazarra, aún a costa de tenernos que quitar los esquís en algún punto. 




En esta jornada avanzamos algo más cómodos que la vez anterior y no perdemos la orientación, siempre en la falda de Lapazarra. Eso me anima a mí, e intento trasmitirlo a mis acompañantes, que no obstante, disfrutan de lo que están viendo.



Al dar vista a la Paquiza de Linzola y al collado de Larrería se nos corta la nieve, teniendo que pasar este tramo con los esquís en la mochila. Hasta ese momento solo habíamos visto rastros de fauna (jabalí, corzo, ciervo, picapinos, dorsiblanco,...) pero al salir a la solana, observamos un águila real y una manada de unos 20 sarrios a los que arrebatamos el cado para echar un bocado.



Jaime con la tripa llena, decide que él no pasa de ahí, y se queda sentado esperándonos. Intentamos entre todos, buscar una buena excusa, y decidimos que está bien que se quede para que, cuando volvamos, tengamos una buena referencia y acertemos por dónde coger el paso bueno.
Con José Antonio continuamos hacia la Foya del Portillo. Al principio se nos vuelve a complicar con muchas fagarras, pero pronto el bosque se transforma y, lo que ha sido todo el rato un bosque denso de hayas, pasa a ser la zona de los últimos y más espaciados pinos negros, lo que facilita nuestro avance.




Llegando a la Foya del Portillo de Larra las vistas cambian, y lo que hasta ahora eran agujeros con distancias cortas, ahora pasa a ser la amplitud de las faldas de Ukerdi y Budoguía. E incluso echando la vista atrás se puede observar Lapazarra como si estuviera en el centro del universo.



Aunque la subida a Budoguía está de lo más tentadora, decidimos dar la vuelta, ya que el reloj avanza rápidamente a la vez que el sol aprieta cada vez más, con la consecuente transformación de la nieve.



Pronto llegamos hasta donde está Jaime esperándonos. Hemos invertido casi el mismo tiempo en subir que en bajar, y eso que el principio de la bajada estaba muy limpio en comparación con lo que nos viene ahora.



Para los tres, ahora empieza una bajada, vamos a decir entretenida, por las remadas entre agujero y agujero, los golpes en la cara de las ramas, los enganchones,... sin olvidar el tener que quitar los esquís un par de veces para reorientarnos.



Otra de las pegas es que por la mañana la nieve estaba dura y no hemos dejado huella al subir, con lo que acertar en la bajada es otra dificultad añadida. No obstante, conseguimos llegar a zonas que se me hacen conocidas y que nos permiten ir saliendo de este laberinto.



Por fin y tras tres horas de bajada, no precisamente disfrutona, nos plantamos en el coche después de un día buenísimo y donde Jaime y José Antonio descubrieron que, realmente, lo blanco se esquía.


jueves, 29 de marzo de 2012

Refugio de Belagua-Larra (1ª parte)

El pasado domingo día 25, Pablo, Peyo y yo nos propusimos entrar desde el refugio de Belagua  para ir hacia Budoguía o la Mesa de Los Tres Reyes, aprovechando la nieve de los agujeros de Larra.


Sabíamos de lo complicado que podía resultar la orientación en la zona ya de por sí difícil, con el añadido de intentar no dejar de tener nieve continua. El refugio está en la cota 1430 y nosotros aún descendemos a poco más de los 1300 metros para coger nieve en los agujeros del karst de Larra.



Pronto cogemos nieve y empezamos a foquear tan felices. El paisaje es espectacular, priman las hayas en un bosque adulto donde árboles muertos conviven con pequeñas fagarras creando un ambiente propicio para el resguardo de todo tipo de fauna. Algún abeto también rompe, con su verdor, la inactividad invernal de las frondosas, participando en la composición del bosque.



Pronto, al imponerse la búsqueda de la continuidad de la nieve, comienza la incomodidad y la duda, pero seguimos adelante.



Después, y tras casi dos horas de pasar agujeros, bosquetes de fagarras, troncos viejos por el suelo,... tenemos que quitarnos los esquís para remontar un montículo y darnos cuenta que estamos en medio de la nada, es decir, en mitad del Karst de Larra y en ninguna parte en concreto. No hemos hecho ni la mitad del recorrido y vemos que nos falta muchísimo para llegar a la Foya del Portillo de Larra, por un terreno francamente incómodo para moverse con esquís, y casi peor para moverse con esquís en la mochila, que tampoco es plan.
Echamos un bocado al cuerpo preguntándonos donde se nos ha pasado el tiempo. El altímetro marca 1500 metros, y esta vez lo he calibrado por la mañana.



Algo apesadumbrados, nos damos cuenta de que el día ya está echado. A pesar de que no es excesivamente tarde, decidimos volver por nuestras huellas e intentar no perderlas para evitar males mayores.



 Bajamos como podemos, unos tramos mejor, otros peor,...y la final aún damos dos giros apurados.



Volvemos hacia el coche pensativos, ... ¿de quién ha sido la idea?... ¿volveremos por aquí algún día?...

Respecto a la primera pregunta, contento me he visto de no llevarme ningún bastonazo, y respecto a la segunda .... ¡¡¡PRONTO LO SABREMOS!!!