Después de un porteo de poco más de quince minutos nos calzamos los esquís en medio de un ambiente puramente invernal a pesar de estar en primavera. Frío, nieve polvo y sol eran la combinación perfecta para pasar un buen día por la zona.
Tan solo con la decisión de dejar la zona del Garmo Negro por mayor probabilidad de encapotarse, poco a poco y casi sin darnos cuenta nos dirigimos hacia el Tablato.
Vimos una huella que se dirigía hacia la diagonal, pero no continuaba hacia arriba. Las condiciones no parecían malas y decidimos probar. Vimos posibilidades de subir, la única pega era abrir huella por la diagonal hasta arriba con un buen paquete de nieve nueva.
Pablo, que está como un toro, abrió una huella de la que nos aprovechamos todos los que pasamos por detrás de él. Dejamos los esquís al final de la diagonal y nos acercamos a pie hasta la cima.
Tantas ganas había de pillar esa nieve polvo por la Diagonal del Tablato que perdimos poco tiempo en la punta y nos pusimos a bajar antes de que llegaran los que venían detrás de nosotros. Hubo que bajar con cuidado porque con el montón de nieve que había les echábamos alguna que otra colada a los que ascendían. Agradecidos los que subían por la huella trazada por Pablo y girando con cuidado para evitar echarles coladas, todos contentos.
Alucinando de esquiar por abundante nieve polvo a estas alturas de temporada, y viendo que había huella abierta hacia Brazatos, pusimos pieles y decidimos aprovechar la mañana. En vista del sol que estaba dando, decidimos ponernos otra vez un poco de crema.
No se si me puse demasiada o que es lo que pasó, pero lo que sí que se es que al subir al Brazatos pasé un mal rato por el escozor en los ojos que tuve al entrarme en ellos parte de esa crema arrastrada por el sudor. Hasta que no me limpié con agua apenas podía abrir los ojos.
Pasado ese mal trago, otra vez a disfrutar de una bajada por nieve polvo a principios de mayo. De nuevo, otra vez enfilados, decidimos poner pieles y acercarnos al Bacias para disfrutar de otro ascenso con huella abierta y esperando disfrutar otro descenso por nieve polvo.
Una huella muy bien trazada nos permitió llegar al Bacias casi sin enterarnos. La nieve aún se mantenía en buenas condiciones por el ambiente frío que reinaba por la zona, lo que nos permitió otra bajada por nieve polvo en la que volvimos a disfrutar como en las dos anteriores.
Poco a poco, en la bajada hacia el Balneario, y con la pérdida de cota, la nieve iba transformando. Pese a esa transformación, en ningún momento se puso tan pesada como para quejarse y trampeando entre pinos fuimos acercándonos al coche.
Al final, una pequeña porteada puso fin a una mañana de disfrute total por el monte con unas condiciones de nieve buenísimas e inesperadas. Elegimos un buen momento para acercarnos al Balneario y disfrutar por la zona.
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