sábado, 15 de septiembre de 2012

Ansó-Linza en BTT

Ayer por la tarde decidí quitar el polvo acumulado durante el verano a la bici. Salí de casa rumbo a Linza. Necesitaba algo sencillo y agradable para superar la frustración de no haber podido acompañar a Pablo y Jaime en las aventuras preparadas por Benasque para el fin de semana.



Ahora en estas fechas vuelve a apetecer circular cómodamente por la carretera de Zuriza, después de haber pasado Agosto con su afluencia masiva de turistas que hacen incómodo, cuando menos, el ir con la bici valle arriba.

 
 
Conforme avanzo, llego en cómodo paseo a la Fuente Pierra y aunque no tengo sed, paro para echarme un trago y rellenar la cantimplora. Es parada obligada siempre que se pasa por allí.

 
 
 Según voy avanzando me encuentro entrando en los límites del Parque Natural de Los Valles Occidentales, como nos anuncia el cartelón que estorba la vista de la hermosa peña de la Cueva Marcón.
En seguida paso por Zabalcoch, donde aún podemos ver la caseta del antiguo vivero forestal allí ubicado. Actualmente está totalmente abandonado y eso que ahora está de moda la sostenibilidad...??? pero claro,.... igual es más rentable importar pinos de la China en estos momentos de crisis.
  
 
  
Superadas las rampas más fuertes del tramo entre Ansó y Zuriza, dejo atrás la Cueva de los Cuchareros o Cuchareteros, formada por la caída de un espectacular bloque de caliza, que ha hecho y hace de resguardo natural para cualquiera que pase por allí y lo necesite. Pasado esto afronto la última rampa de la Cleta de Zuriza, que da paso a este espectacular valle.
 
 
 
El tramo entre Zuriza y Linza es un paseo suave y cómodo donde el sorteo de obstáculos se hace entretenido.
 
 
 
Llegando a Linza decido entrar por la pista que sube a la Foya de los Ingenieros. Aunque la tarde continúa avanzando, aún hay tiempo para dar una pequeña vuelta por esos parajes.
 

 
 

El ganado está muy bajo debido a las inclemencias meteorológicas de estos días pasados donde el frío, el cierzo y el agua han empujado para los fondos de valle a los rebaños.
 
 
 
Cruzar la Foya de los Ingenieros siempre es una gozada, da igual que vayas a pie, con esquís, con raquetas,...o como ahora en bici.
 
 
 
 El reloj corre rápido, pero cuando llego al final de la foya me lo pienso y decido que total, por un pelín más, me subo hasta la Foya Manaté y remato la tarde.
 
 
 
Una vez allí y total por otro pelín más, me acerco al llamado Refugio de Acherito donde pillo los últimos rayos de sol del día.
 
 
 
Vuelvo a la realidad, y me doy cuenta de que voy a tener que apretar mucho para llegar con algo de luz a Ansó. Conforme bajo, sigo dándome cuenta de que por algo más de un pelín me han fallado los cálculos.
 
 
 Como ya no tiene remedio, sigo disfrutando del paisaje de Linza, bajo por la pista de fondo, por la parte del solano, completando así una pequeña circular. En una de las curvas no se quien sorprende a quien, pero la que sale corriendo es una espectacular cierva que avanza ligera por el hayedo.
He empezado escribiendo que buscaba algo sencillo y agradable. Lo he conseguido y además, con esos calificativos y estando en Linza, es imposible no recordar a Miguel, ... seguro que él hubiera disfrutado tanto como yo.
 
 
 

 

 

 
 

 

 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Excursión en Ansó. Circular por la Punta del Raso

El sábado 1 de Septiembre quedamos con Javier y mi hermano Pedro para ir a dar un paseo por la tarde. La decisión estaba tomada y salíamos de casa a las tres en punto en dirección al Vedau.


Tomamos el camino, de reciente limpieza, que sube por el Cerro de Santa Cruz en dirección a la borda Cheso. El camino sube en suave pendiente directamente hacia nuestro objetivo, la Punta del Raso.

 
 
 
La recuperación del camino ha sido espectacular, no solo por mantener parte de nuestro patrimonio, sino porque permite ascender y disfrutar de forma suave lo que hasta hace muy poco tiempo solo se podía hacer por trochas de pendientes muy fuertes que quitaban las ganas de pasear por estos parajes tan utilizados por los ansotanos durante años.

 
 
Rápidamente, y casi sin darnos cuenta, pasamos por la Fuente del Raso. Aunque no sale agua por la toma, el abrevadero está lleno y se escurre algo de agua por el suelo. No deja de dar pena ver las fuentes casi secas en este año con tan poca lluvia.
 
 
 

 
Llegamos al Campo Chorchis y las vistas del pueblo son espectaculares. También vemos la Collada Baja casi en la misma cota que en la que nos encontramos. En lugar de subir directamente a la Punta del Raso desde este punto, decidimos llegar en suave paseo hasta la Collada Baja y luego seguir el cordal hasta la punta.
 
 
 
 
Este último tramo de camino no se ha limpiado aunque se sigue muy bien y sin dificultad. En la planificación de los trabajos de recuperación no habrá llegado el dinero, ...o el sentido común.
Las vistas desde el collado son alucinantes, y nos aparecen imponentes los picos del valle vecino como son el Castillo de Acher, Agüerri y Bisaurín.
 
 
 
 
Siguiendo la divisoria de valles llegamos a la Punta del Raso. Su altitud no llega a los 1700 metros pero sus vistas son amplias hacia todos los lados.
 
 
 
Después de echar un trago de agua, decidimos continuar con la divisoria entre los valles de Ansó y Hecho, esta vez hacia el sur. Aunque en otro tiempo estas divisorias creaban verdaderos conflictos, ahora no dejan de crear entretenimiento con nuestros comentarios y acciones.
 

 
 
Pronto llegamos a la pista del Vedau a la altura del GR que une Ansó y Hecho. Lo tomamos en dirección a Ansó adentrándonos en el Vedau por la Borda Botero.
 
 
 
 


Por estos tramos los chaparros son los protagonistas en el bosque, y la agradable pendiente del camino permite continuar con la tertulia.


 
Después de pasar por la Espelunga Pabirrio, y llegar a la borda Techinero comentamos con cierta nostalgia que todavía recordamos a Tio Primo y sus temporadas allí, hoy solo quedan unos pocos restos de ella.
 
 
 
Pasadas las ocho de la tarde llegamos a Ansó habiendo dado una vuelta preciosa sin necesidad de coger el coche. ¡Que bueno es vivir tan cerca del monte!

domingo, 19 de agosto de 2012

Circular en Ansó. Cubilar de Chiquín-Cubilar de Atanasio

El 12 de Agosto decidimos ir con Elia a conocer otros rincones del valle. No era la primera vez que subía por el Cerro Cabañera, pero en la ocasión anterior volvimos por el Solano Las Tablas y el Barranco Piero. Esta vez, el día era caluroso e invitaba a seguir por la sombra en lugar de salir al solano. Partimos del aparcamiento de la Borda Chiquín, y rápidamente nos ponemos en marcha después de ajustarnos las botas.



Elia localiza una manzanera repleta de manzanas, aún están verdes, pero asegura recordar el lugar para venir a cogerlas cuando estén maduras. Por ahora las dejamos y continuamos con el paseo.






La subida no deja de ser entretenida, por el suelo nos encontramos con numerosos brotes de muchas especies vegetales. Concretamente, en un pequeño rincón de apenas medio metro cuadrado, observamos pequeñas planas de cardonera, pino, chaparro, haya, arce, serbal y boj. Esto da una idea de la gozada que es dar un paseo por los espectaculares bosques del valle, en cuanto a riqueza forestal y paisajística se refiere.






Al llegar al alto, le cuento que hace dos años, entonces tenía tres, ya estuvo en este lugar merendando con su amigo Martín. En aquella ocasión el día era más fresco y nos permitió bajar por el Solano Las Tablas. Seguro que su papá también agradeció el cierzo, ya que en aquel tiempo Martín todavía iba en la mochila y no se trataba de un niño precisamente ligero.
Elia no se acordaba de que era ese el sitio en el que merendamos, pero sí que recuerda el haber ido de excursión con su amigo Martín y sus papás. Quiso hacerse una foto en el lugar y continuamos la caminata, esta vez, por la sombra y en dirección  al Cubilar de Chiquín.




Antes de llegar al Cubilar de Chiquín, un ruido en la espesura del bosque alerta a Elia, se escuchan ruidos de ramas y hojas secas. Le comento que posiblemente sea un jabalí al que hemos sorprendido y al que no hemos visto. Ella me tranquiliza diciéndome que los jabalíes, como son más pequeños que nosotros, se asustan al vernos y huyen....





Aprovechamos la sombra del Cubilar de Chiquín para echar un bocado, mientras observamos la caseta hundida, y el musgo que envuelve las piedras de los muros.






En otro pequeño y precioso tramo de camino, aparecemos en la tasca que nos lleva al Cubilar de Atanasio. La hierba alta incordia un poco a Elia que no le gusta que las flores maduras de las gramíneas altas le peguen continuamente en la cara.




Otra caseta hundida, esta vez más pequeña, en el Cubilar de Atanasio, trozo de chocolate y para abajo por Berdoloquí y su selva.






La bajada es rápida hasta llegar al punto de partida. Pese a todo, hoy no nos da tiempo de ir al río a echar un baño porque el reloj ha avanzado bastante rápido y tenemos que llegar a casa a cenar. Otra tarde de disfrute por el monte que acaba, pero que da pie a seguir pensando en la próxima salida.