sábado, 16 de noviembre de 2024

Circular al Bisaurín. Ascenso por su cara norte y descenso por la normal

 El pasado 29 de julio nos fuimos con Elia hasta Lizara para subir al Bisaurín. La previsión meteorológica en aquellos días era de calor y calima, así que decidimos madrugar con la intención de terminar la actividad hacia el mediodía.




Nos pusimos en marcha sin pérdida de tiempo y nos fuimos hacia la Plana Mistresa con la intención de ascender el pico realizando una buena circular. Ascenderíamos por su cara norte y descenderíamos por la habitual cara sur. 




Pese al calor reinante, a lo largo del mes de julio las temperaturas no habían destacado hasta el momento por ser altas. Esto junto a las nevadas tardías del invierno y primavera hacía que nos encontráramos con neveros considerables dirigiéndonos hacia el Collado de Secús, antes de realizar el giro al sur que nos llevara hacia el característico Collado del Baste.




Remontando los últimos metros hasta la cima del Bisaurín, observábamos como la calima predicha hacía acto de presencia y dificultaba la visión de los abundantes picos que se pueden localizar desde la atalaya en la que nos encontrábamos.




Sin perder tiempo tampoco en la cima, salvo un trago de agua y un rápido picoteo, seguimos nuestra ruta hacia la cara sur en busca del Collado de Lo Foratón. No corrimos en el descenso, pero bajamos ligeros completando la actividad como habíamos previsto.


Al mediodía estábamos tan a gusto en el Refugio de Lizara tomando una caña. El calor empezaba a apretar pero nosotros solo teníamos que ir hasta Ansó para comer con la faena hecha. Una bonita vuelta a uno de los clásicos de los Valles Occidentales totalmente recomendable.







jueves, 17 de octubre de 2024

Taillón con esquís de travesía

 El pasado 26 de mayo nos fuimos con Peyo y José Luis al Taillón. Partimos el día anterior desde Ansó y llegamos al Col de Tentes donde cenamos y nos metimos en los sacos en una tarde despejada. La noche fue ventosa y cuando nos levantamos ya veíamos que alguna nube aparecía tapando las buenas vistas de la norte del Taillón con las que nos habíamos acostado la tarde-noche anterior.





Después de desayunar, porteamos el trozo llano que separa el aparcamiento del Col de Tentes del Puerto de Bujaruelo y allí calzamos los esquís.




Dirigiéndonos hacia el Col de Sarradets ya nos dimos cuenta que el viento de la noche y el nublado, que iba y venía, no habían permitido un rehielo como podíamos esperar. Incluso en el tramo empinado y en sombra previo al collado no hizo falta ni sacar las cuchillas.




José Luis consiguió a "buen precio" una botella de agua en el Refugio de Sarradets, no llevaba agua y resultó un "o lo tomas o lo dejas". Con el tema del agua resuelto, encaramos el ascenso a la Brecha de Rolando donde Peyo nos aseguró que iba a trazar una buena y suave huella ...




...hasta él terminó protestando por su trazado salvaje. Las risas que nos echamos compensaron la pendiente y el ambiente nublado, eso si, subimos en un pis-pas.




Pasada la Brecha de Rolando paramos a echar un bocado y a comentar las mejores jugadas hasta ese momento. Desde allí pudimos apreciar la cantidad de nieve que aún había en la cara sur, hacia el Circo de Cotatuero y todas las partes altas de Ordesa.




Entre la niebla íbamos ascendiendo hacia el objetivo. Había ratos que se abría y otros que no nos veíamos entre nosotros. Cuando llegamos a la cima del Taillón, más de lo mismo. Esperamos un rato para ver si los claros ganaban, pero al final descendimos con la misma meteo que con la que habíamos subido.




La nieve se mantenía aceptable en la parte más alta, pero enseguida nos enfrentamos a la nieve húmeda que habíamos visto toda la mañana. Solo la pendiente favorecía los giros y al llegar a Sarradets veíamos y escuchábamos como el Circo de Gavarnie era un continuo caer aludes por todos los lados con un sonido atronador que no invitaba a quedarse allí mucho rato. Por lo demás, un tremendo y majestuoso espectáculo de la naturaleza.


Pasado el Col de Sarradets y encarando el tramo de llaneo hasta el Puerto de Bujaruelo continuaban las coladas que caían de la cara norte del Taillón. Alguna hubo que esquivar y alguna otra cederle el paso, pero llegamos contentos con el día que habíamos pasado los tres y con el mejor de los ambientes.




Track del recorrido



jueves, 26 de septiembre de 2024

Tuca Blanca y Tubo de la Zapatilla con esquis de travesía. Candanchú

 El pasado 21 de abril y una vez acabada la temporada de esquí para las estaciones, nos fuimos con Elia a Candanchú. El objetivo principal era el Tubo de la Zapatilla, ya que por unas cosas o por otras esta temporada se le había resistido y esta vez la cosa prometía.




La mañana estaba despejada y corría algo de cierzo lo que nos hizo arrancar con algo de ropa. Teníamos poco mas de media hora de porteo y en que empezamos a remontar ya nos quitamos alguna capa.




Antes de la intermedia de la silla de Tortiellas nos calzamos los esquís. Solo en el paso de Tortiellas paramos para poner cuchillas. La sombra y la escasez de nieve hacían que solo hubiese un pasillo estrecho y duro para progresar.




Las pistas de la Tuca tenían un aspecto inmejorable, debido a las abundantes nevadas tardías de esta temporada. Las vistas del Aspe, las Murallas de Borau e incluso Collarada tenían un aspecto también buenísimo.




Pese a que al sol la nieve iba transformando, en las sombras aún permanecía algo dura y decidimos subir al pico de la Tuca Blanca sin prisa para ir haciendo tiempo a que entrara el sol al Tubo de la Zapatilla y coger la nieve en su punto.




Antes, también nos asomamos a Loma Verde y realmente estaba tentador, pero esta vez el Tubo de la Zapatilla había que bajarlo sí o sí.




El primer giro en la salida de la Tuca Blanca no dejó indiferente a Elia que comentaba que el pico parecía poca cosa, pero que la salida era empinada, ...¡pero bien!. Resultó un perfecto calentamiento para lo que nos esperaba en el Tubo de la Zapatilla.




Entramos al Tubo de la Zapatilla en el momento preciso. La crema pirenaica había hecho su aparición y el descenso resultó de lo más disfrutón. Tan solo una sombra en la parte más estrecha rascaba un poco y alguna piedra suelta que aparecía no pudieron con una esquiada preciosa donde los giros salían solos.




Elia estaba eufórica y satisfecha de haber bajado el Tubo de la Zapatilla, ya tenía ganas y hasta ahora se le había resistido. No paraba de comentar que le había parecido más sencillo de lo que había oído y le habían dicho.
 

Pese a haber tenido que hacer algo de tiempo para esperar a que la nieve transformara y no haber madrugado demasiado, terminamos lo suficientemente pronto para llegar a Ansó a la hora del vermú, lo que completó una mañana de domingo redonda.


Esta vez no enchufé el GPS y no dispongo de track, pero ahí os dejo un enlace a la aplicación que lleva Elia y que, aunque también tardó en activarla, si que recoge buena parte de nuestra actividad dominical.