jueves, 18 de agosto de 2016

Paseo circular en BTT por Irati. Casas de Irati-Abodi

El martes pasado 16 de agosto fue el día elegido para acercarme con la bici a Irati. Un día libre no se podía desaprovechar y ya hacía tiempo que me rondaba por la cabeza acercarme hasta allí para dar una vuelta.
Lo primero que hice fue acercarme al punto de información donde me explicaron muy bien las posibilidades que ofrecen los recorridos que allí tienen preparados, además me dieron un plano que sirve de mucho para orientarte por la zona.




Con todo preparado me dispuse a realizar uno de los recorridos señalizados que allí hay. Con las extracciones madereras me quedé embobado. ¡Que abetos y que hayas estaban sacando!, el olor a madera recién cortada me recordaba a cuando en Ansó se realizaban trabajos de este tipo. La pista estaba en muy buenas condiciones e incluso habían limpiado la ramilla y los tronquillos para facilitar el paso.




Cuando me di cuenta, llegué al final de la pista y arrancaba una trocha hacia arriba. Me pareció recordar que en la información me comentaban que solo al final de un largo ascenso por pista, para la bajada se cogía una trocha, ???. Paré y mientras me comía un plátano miré el plano que me habían dado. Justo, la primera liada del día. En algún momento me había pasado la señal de camino equivocado que estaba perfectamente colocada al igual que el resto, pero con esto de los maderos me la había saltado. Media vuelta y unos cinco kilómetros más merecieron la pena por una fresca y buena pista.




Una vez en el camino correcto, y tras pasar un majete tramo de camino, a disfrutar de una subida larga por la parte francesa y por una pista perfectamente engravada que facilitaba el ascenso.




La monotonía del ascenso la vi rota al encontrarme con un corro de alerces que me hicieron parar a observarlos, ya que no es una especie a la que estemos acostumbrados por la zona. Esta vez, atento a la señalización cogí el desvío por la trocha correcta. Un descenso entretenido me metió en una barranquera fresca y decidí que era un buen lugar para parar a comer.




Con la tripa llena y mirando el plano, pensé que podría seguir la bajada pero en lugar de completar el recorrido previsto podría enlazar con otro que me subiera hasta Abodi y así alargar un poco más la jornada.
Al llegar al final del barranco (y antes del desvío hacia Abodi) está la posibilidad de cruzarlo por debajo de una alambrada o de seguir con la bici de la oreja unos 200 metros por el bosque para no cruzarlo. Resultará, esta última, una buena opción si el barranco baja grande y no se puede pasarlo fácilmente.




De nuevo una cómoda pista me lleva hacia arriba casi sin enterarme. Un poco antes de llegar a Abodi vuelvo a mirar el plano y veo que tengo la opción de bajar por bosque o desde el alto de Abodi recorrer los pastos altos para llegar al mismo sitio. Aunque me decanto por bajar por la sombra del bosque, me tienta y subo a tocar chufa al alto.




Una pista larga con suaves subes y bajas cruza varios barrancos hasta decidirse a perder cota y enlazar con un GR. De nuevo la señalización de los recorridos y el plano me ayudan a orientarme. Una bajada disfrutona por camino me acercan al lugar de inicio de la ruta.




Día completado dando un paseo que se alargó más de lo que había previsto, pero que cumplió todas las expectativas de pasar un día por el monte paseando con la bici y disfrutando.


El centro BTT de Irati merece la pena visitarlo por el interés con el que se realizan las cosas. Desde la información, pasando por la señalización y el cuidado de caminos y pistas, e incluso la combinación de aprovechamientos forestales con los turísticos dan buena prueba de que la gestión de los recursos naturales llevada con rigor, planificación y respeto, funciona para todos.









jueves, 11 de agosto de 2016

Circular a la Chemin de la Mature. Valle de Aspe, Francia

En esta temporada de calor, como corresponde a principios de agosto, le hemos tomado el gusto con Elia a la vertiente francesa del pirineo y el domingo pasado, día 7, nos fuimos a buscar la frescura de los bosques del Valle de Aspe. Marchamos a la Chemin de la Mature para realizar una circular.




Dejamos el coche en el pequeño aparcamiento de Pont de Cebers y pronto nos quitamos el jersey. No llevábamos mala hora y en la sombra se estaba realmente bien, pero cuando salías al sol la cosa cambiaba.




Desde que le comenté a Elia que íbamos a un camino excavado en la roca no paraba de preguntarme si era ancho o estrecho. Al verlo no paraba de decir o más bien gritar: "¡pero si esto es anchísimo!".




Al girar y entrar en zona de sol, el calor empezó a apretar. Elia decía que sudaba mucho, pero cuando me vio a mi, parece que entendió que todos los que por allí transitábamos estábamos en la misma situación. Al sol se unía el resguardo que proporcionaba la roca y todo unido hacía que el resultado fuera algo agobiante.




Con algún trago de agua aprovechando las pocas sombras, fuimos pasando el tramo al sol para adentrarnos en la sombra definitiva del bosque que no nos abandonaría prácticamente en todo el día.




Antes de volver hacia el Col de Arras, nos acercamos a buscar la frescura del barranco hasta el cercano Pont de Trungas. Merece la pena acercarse, descansar y disfrutar del agua y la frescura. Elia también disfrutó al encontrarse el puente descalzado en uno de sus laterales. Eso de que se moviera y estuviera algo torcido no resultó ninguna desventaja para pasarlo bien.




Al retornar y dirigirnos hacia el Col de Arras para completar la circular, nos encontramos con un curioso cartel que indicaba la existencia de un refugio o café. Era algo que desconocía, pero que todo indicaba que se iba a resolver en un rato.




Algún corto tramo de sol que se hacía mucho más llevadero que el tramo anterior de la Chemin, permitía observar las cotas altas que teníamos alrededor. Incluso reconocíamos el macizo del Aspe y la Zapatilla.




Al final se descubrió el pastel, ... ¡y que pastel!. ¡Vaya sitio!, dentro de un bosque de cuento aparecía otro lugar también de cuento, totalmente inesperado. Original y con unos detalles llamativos y curiosos. La comodidad metida en la misma naturaleza, con posibilidad de comer, dormir o tomar un refresco en un lugar idílico.




Beloute café la guinda perfecta a la excursión en sintonía con el entorno. Un buen lugar para esconderse de las estupideces que nos rodean.


Después de una buena comida, una visita al cercano Parc Ours de Borce completaron una bonita excursión en los Pirineos Atlánticos.