jueves, 16 de junio de 2016

Excursión a Maz desde Linza. Ansó

El domingo pasado, 12 de Junio, aunque estaba nublado en Ansó, decidimos ir a dar una vuelta al monte con Elia. Aún no podíamos ir hacia los montes más altos ya que aún queda nieve y esos días había refrescado, con lo que sin crampones y piolet no resultaba aconsejable. Poco me costó convencerla de ir a Maz ya que aunque ya había estado, y bien que se encargó de decírselo a todo aquel que le preguntaba, hacía cuatro años de aquello y tenía unas ganas locas de volver por allí.




La temperatura era fresca, ideal para caminar, y al resguardo del bosque incluso se podía ir en camiseta. 
Nos costó decidir donde quedaban mejor los brotes nuevos de los abetos, si en los grandes o en los pequeños, pero al final quedamos de acuerdo en que en los dos estaban bien majos.




El bosque realmente es espectacular y entre hayas y abetos impresionantes íbamos remontando poco a poco.




Todo en el camino resultaba entretenido, palos, hojas, estrechos provocados por la vegetación que Elia llama "túneles del monte", e incluso el mantenimiento de los mojones para los que iba guardando piedras entre uno y otro, por si en el siguiente no encontraba, permitían que no nos aburriéramos en absoluto.




Entre tanto ajetreo, alguna vez se iba quedando atrás, y como ahora ya es mayor y no quiere que le espere, tenía que echar a correr para alcanzarme, aunque dejaba ya bien claro que la bajada la haríamos toda corriendo.




Antes de salir del bosque, entre las hayas ya localizábamos algún que otro pico, pero al salir de éste el abanico aumentaba y a diferencia de la primera vez que subió, ya tenía unos cuantos hechos y podía ver los que tenía ya en mente para hacer este verano.




Al salir del bosque ya nos tuvimos que poner algo de ropa, pero al llegar arriba y parar a comer algo, aún tuvimos que añadir algo más. Estuvimos allí un buen rato y almorzamos bien. Mientras Elia decía que el queso de Marengo sabía mejor allí que en casa, una pareja le comentaba que eso era porque era montañera de verdad. Aprovechó y no perdió tiempo en decirles ya había estado allí con 5 años y que era la segunda vez que estaba. También les dijo los picos en los que ya había estado y los que pensaba hacer, vamos que también hubo entretenimiento para los demás.




Para aprender a caminar por diferentes terrenos decidí bajar directo desde la punta por la arista para enlazar con el camino más abajo. Elia se mostraba prudente y concentrada pero con ganas de más y sobre todo cuando parábamos y le decía, "mira hacia atrás y observa por donde has bajado", "¡jopeta, esto si que es crestear!, esto no se lo decimos a mamá que le da algo".




Cuando empalmamos con el camino, no sin apoyar el culo alguna que otra vez, lo anunciado mil veces en la subida se hizo realidad y las carreras hasta Linza fueron bien entretenidas.
A Elia le gustó repetir y además decidió que a partir de ahora éste iba a ser su pico para entrenar, de cara a las aspiraciones que tiene para las próximas salidas.










domingo, 12 de junio de 2016

Escalada en Ansó. Chimenea Oeste al Gran Pitón de Ezcaurri.

El domingo pasado, 5 de junio, quedamos con Pablo para ir a escalar. Hacía calor y la tarde-noche del sábado había sido "alegre" para los dos, lo que provocaba que a ninguno nos apeteciera meternos a pleno sol en una pared, y menos que nos diera el sol en la cabeza. Decidimos ir a buscar la sombra en una de las Chimeneas de Ezcaurri.

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Nos decidimos por la Chimenea Oeste al Gran Pitón de Ezcaurri y utilizamos la reseña de la Guía de Escalada en Roca de Picazo.




Desde Zuriza nos dirigimos hacia la base de la "arista este", para después entrar al circo de Ezcaurri por el "Paso del Pino". Paso estrecho y pendiente que nos introduce en el espectacular circo de Ezcaurri y por donde remontamos hacia la Chimenea en una aproximación tan bonita como dura.




En la aproximación en busca de la sombra, eliminamos, con seguridad, todas las toxinas acumuladas la tarde anterior. Pero lo que teníamos alrededor merecía la pena y disfrutábamos de los paredones que teníamos a nuestro alrededor.




Poco a poco nos fuimos acercando a la Chimenea y accedimos con ganas a la tan codiciada sombra, donde nos quitamos las camisetas mojadas por el sudor y no quedó más remedio que ponernos la chaqueta mientras esperábamos echando un bocado a ver si se secaban al sol.




Las camisetas no se secaban y la sombra era tan potente que hizo que decidiéramos ponernos en marcha para no quedarnos demasiado fríos,...¡que contrastes!. 
Ya conocíamos la descripción de Picazo sobre esta chimenea, de la cual comenta en su guía: "...corta y encajonada ascensión con rocalla suelta e itinerario no muy interesante...", ...pero había que probar.




Realmente no es una gran escalada. Unos bloques empotrados con cierto desplome son las dificultades mayores. El resto, cierto es, mucha roca suelta con la que hay que andarse con ojo. Pero la sombra es extraordinaria, tanto que no sobraba la chaqueta con la que habíamos comenzado las trepadas. El entorno realmente es imponente, y la ascensión a mi me resultó muy entretenida, aunque se me hizo corta.




Llevábamos los pies de gato pero no los utilizamos, tan solo en algún momento puntual me acordaba que los llevaba colgando del arnés. Entre la estrechez de la chimenea y que en algún momento me metía en algún pequeño abrigo de la roca para evitar que me cayera alguna piedra movida por Pablo o por la misma cuerda, escuchaba un pitido en el GPS que indicaba que perdía señal.




Una vez en el collado, de nuevo amplitud, luz, sol y calor. Nos pusimos las camisetas y accedimos al gran pitón por su cara norte semicaminando o semitrepando entre roca y hierba para disfrutar de todo lo que teníamos alrededor.




Tanto disfrutábamos que empezamos a bajar sin haber hecho la habitual foto de cima. Hice volver a Pablo y, no sin refunfuñar, volvió para hacerla. Finalmente volvimos al collado para descender por el lado opuesto de donde habíamos llegado por una larga pedreguera hasta buscar otra vez la sombra del bosque.



Completamos una circular impresionante con un tramo de escalada no complicada y a la sombra, mientras los de la Camille Extreme corrían sin parar por la zona. 
El GPS ya pitaba con motivos. Al mirar el track, y justo en el tramo de la chimenea, la traza parecía volverse loca. Intenté arreglarlo como pude y realmente no se muy bien como habrá quedado ese trozo pero el resto del track está correcto y la circular merece la pena. Además en la chimenea una vez que entras las opciones son realmente pocas para equivocarse.