miércoles, 4 de mayo de 2016

Paseo circular por Ansó. Paso del Gato-Plana Monteoscuro

El lunes pasado, después de un intenso puente festivo y ya por la tarde, y después de las faenas en casa, decidí dar un paseo tranquilo. Me incliné por la parte baja del valle en busca del resguardo del cierzo, que aunque había aflojado con respecto al día anterior, todavía estaba presente.




Me acerqué con el coche hasta el Puente de Camín, unos dos kilómetros y medio por debajo de Fago, justo donde se entra para acceder al Barranco de Fago, y tomé, en principio, el camino de la Plana Monteoscuro. Al llegar al Puntal del Capitán dejé este camino y tomé el del Paso del Gato.




Ya hace unos diez años que se quitó el cartel indicador de este recorrido, pero la traza todavía se sigue bastante bien en general, bien es verdad que en algún momento hay que prestar atención para no perderla. Ahora los jabalíes son mayoría en su uso, pero alguno que otro también queremos disfrutar de esos territorios, y lo hacemos. Prueba de ello son los mojones existentes (creo que no más de dos) situados estratégicamente en unos puntos donde realmente se hacen necesarios y ayudan notablemente para seguir bien la traza en los momentos más oportunos.




Los brotes primaverales de arces, tilos y avellaneras, que se mezclan con tremendos robles y carrascas espectaculares que se adueñan de un paisaje alucinante.




Una vez llegado a la base de los paredones y empezando a remontar, los mojones de piedra son más abundantes y no resulta complicado llegar hasta el Paso del Gato.




El paso, corto, con cierta exposición y algo aéreo, no presenta gran dificultad técnica y además tiene instalada una cadena para ofrecer seguridad al que la necesite. A partir de allí, la remontada hasta la Plana Monteoscuro resulta muy intuitiva ya que discurre junto a los paredones que mantendremos siempre a nuestra izquierda.




Pude disfrutar del vuelo del águila real y del de numerosos buitres, aunque no localicé ni al quebrantahuesos, ni al alimoche ni al halcón peregrino, todos ellos abundantes por la zona y no difíciles de observar.




Entre las miradas hacia el sur donde se apreciaban los terrenos agrícolas de la Canal de Berdún y las del norte en donde aún quedaba nieve abundante y en cotas relativamente bajas, me sorprendió una mezcla de silbido y zumbido que terminó en susto cuando un buitre de tamaño normal, pero que al pasar en vuelo rasante pocos metros por encima de mi cabeza, me pareció gigante y me dejó finalmente con la boca abierta viendo como dominaba con su cuerpo y sus plumas eso del arte de volar.




Una vez en la Plana Monteoscuro, observé como los pinos afectados por la plaga de procesionaria de este invierno en la zona, trataban de recuperarse poco a poco. A partir de ahí tomé el camino de vuelta hacia el coche disfrutando del paisaje que ofrece el Barranco de Fago, esta vez por camino limpio, señalizado y cómodo.




Paseo tranquilo en una tarde ideal de primavera por una zona del valle también tranquila y espectacular que merece mucho la pena visitar.







miércoles, 20 de abril de 2016

Esquí de travesía en Ansó. Peñaforca por Alano

El lunes pasado 18 de abril nos juntamos Jaime, José Antonio y yo para ir a esquiar. Después de una semana de chaparrones diarios y bochorno, el domingo, para terminar la semana, notamos como cambiaba la situación y se imponía el cierzo. Esto, unido a que se pronosticaban para el lunes cielos despejados, provocaba una situación que no se podía desaprovechar.




Todo estaba a favor, un rehielo nocturno suficiente para poner la nieve a punto, el cielo despejado y además, la posibilidad de subir con vehículo hasta las parideras de Mazandú, permitían que el porteo escasamente superara los cinco minutos.  




Tras cruzar el Achar de Alano, vimos como disfrutaban al sol las marmotas. José Antonio intentó y consiguió acercarse a ellas bastante mientras Jaime y yo observábamos y nos entreteníamos con la situación.





Una vez en Alano, como siempre, todo lo que se ve resulta agradable. El valle, la nieve, las vistas,...
Tras saltar la barrera rocosa de la Sierra de Alano, tan agreste, es como si la suavidad de las laderas te envolvieran y te acogieran con dulzura para disfrutar del ambiente que allí se crea.




En lugar de acceder a Peñaforca por el camino habitual de verano, nos adentramos hacia el circo formado por Peñaforca y el Rincón de Alano ascendiendo cómodamente por el fondo de valle.




Casi sin darnos cuenta fuimos ganando cota y, poco a poco, también fuimos ganando visión de lo que hay fuera del circo cerrado donde nos encontrábamos. 




Esta situación nos empujaba e hizo que nos plantásemos en el tramo final rápidamente. Para salvar la cornisa descalzamos los esquís y pusimos los crampones, ya que aunque encontramos una fina capa de nieve reciente, notamos que por debajo la base está endurecida y con lo bien que iba el día no era cuestión de asumir riesgos innecesarios.




Una vez superada la cornisa se nos abrieron muchos más espacios, tanto hacia Lenito con vistas a la Costatiza, Agüerri y Secús, como hacia la Ralla de Alano con Ezcaurri al fondo,... ¡espectacular!.




Dejamos los esquís en la misma brecha, y accedimos al pico mientras se formaban y se deshacían las nubes justo encima de nuestras cabezas. 





 Nos echamos la foto de rigor y poco a poco fuimos destrepando a por los esquís con ganas de pillar la nieve en las condiciones en las que se encontraba al subir.



Tras saltar la cornisa la esquiada fue de lo más disfrutona con una nieve perfecta que nos permitió bajar hasta la caseta de Alano con una sola parada entre medio y sin tiempo para fotos. Todo era buscar una nueva vaguada para realizar giros y giros con una facilidad extrema permitida por la calidad de la nieve. Hasta la remontada hacia el Achar de Alano se hizo corta pensando en la esquiada que acabábamos de completar. 



Como si fuera una guinda del pastel, la bajada por el Achar permitió, como muy pocas veces ocurre, bajar con los esquís calzados por el estrecho pasillo, ya que a estas alturas de la temporada suele estar con algún agujero en medio. No era el caso y hasta eso estuvo bien. Solo en la parte final encontramos nieve pesada para los últimos giros provocando pequeñas coladas en cada uno de ellos. Un día para recordar por la bonita esquiada con una nieve fuera de lo normal en un avanzado mes de abril.