Partimos del Camping de Zuriza, y por la pista fuimos en dirección a Tachera para coger el GR en dirección a Oza por la Collada de Petraficha. El cartel, que habitualmente hay que mirarlo levantando la vista, lo teníamos a nuestros pies.
Después de despedirnos de Alberto, que se dirigía hacia Quimboa, continuamos hacia nuestro primer objetivo, la Collada de Petraficha.
Al llegar al collado, no solo nos sorprende la cantidad de nieve que inunda el paisaje, sino que también vemos unas grandes bandadas de grullas que aprovechan el día para ir hacia el norte. Además vemos en Guarrinza un alud en una de sus barranqueras que fluyen al fondo del valle.
Después de disfrutar de la primera bajada del día por una nieve espectacular, colocamos pieles para sortear los mallos de las Ferrerías y a la vez buscar un buen sitio para echar algo de comida al cuerpo.
Mientras comemos disfrutamos del paisaje, la muralla norte de Quimboa, el Valle de Lacherito con Petrachema y sus agujas al fondo, Guarrinza bajo nuestros pies,...todo redondo de nieve.
Viendo todo esto, nos hacemos los remolones para remontar hacia Anzotiello,... que si me asomo por aquí para ver unos sarrios, que si mira que el quebrantahuesos nos va a dar en la nariz al pasar, cualquier excusa es buena para disfrutar de la zona y el momento.
Por fin nos decidimos a remontar a Anzotiello. Es la última remontada seria del día, a partir de ahí, a bajarrr...
Bajamos de tirón hasta el Barcal de Gamueta por tubos y nieve de lo más disfrutona. Ahí, me empeño en seguir por el cordal del cerro de Gamueta, para así bajar por el bosque hasta la carretera.
José Antonio y Javier siempre se acordarán de ese paso por el cerro. El acanalado de costra de la parte norte se unía a la nieve sopa de las cinco de la tarde de la parte sur en el borde mismo de la arista. Además la cantidad exagerada de nieve y las sorpresas de los pinos enterrados que hacían que uno se hundiera hasta el cuello, hicieron que el tramo nos costara atravesarlo más de la cuenta.
Al pasar el cerro y entrar en el bosque las cosas cambiaron. Esquivando hayas llegamos al coche con unos últimos giros agradables.
Completamos un buen día de esquí, con una vuelta preciosa y un mejor ambiente entre los participantes.
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