viernes, 18 de mayo de 2018

Vía Anorexia (V+), Mallo Colorado. Riglos

El domingo pasado, 13 de mayo, hacía un tiempo invernal en Ansó. Gris con cierzo y nieve por la cabecera. Decidimos con Pablo ir en busca del sol y acudimos a Riglos sin ningún objetivo fijo. Mas bien queríamos buscar el sol y un buen resguardo para pasar la mañana.




Pablo me comentó la posibilidad de hacer unos largos de deportiva y acudimos a un pequeño afloramiento calizo que hay justo debajo del Mallo Magdalena. No se como se llama, pero hay unas cuantas vías que pican de lo lindo. Donde menos desplomes hay es en la parte derecha según te acercas a la zona. 




Yo llevaba un año sin escalar y aquello me pareció durísimo, y aunque Pablo me aseguraba que no eran más de quinto grado, a mí se me hacía muy cuesta arriba y no paraba de hacer trampas para progresar.




Probamos un par de vías, que apenas tenían quince metros, pero eran tan explosivas para mí que le comenté la posibilidad de ir hacia algún Mallo Pequeño.




Recogimos los bártulos y nos encaminamos hacia el Mallo Colorado. Allí hay un montón de vías de grado parecido y decidimos hacer la Anorexia.




Desde lejos ya vimos a gente que andaba por la vía y rápidamente nos pusimos en faena. Aquello ya parecía Riglos. El conglomerado era el protagonista y solo quedaba disfrutar de la vía.




En la primera reunión coincidimos con una pareja de Bilbainos que resultaron ser los que había pillado con la cámara antes de llegar. Nos comentaron que habían decidido bajarse por la incomodidad del viento reinante en la siguiente reunión. Nos echamos unas fotos y cada cordada continuó con su objetivo.




Al llegar a la siguiente reunión nos dimos cuenta de que lo que nos habían contado del viento era real. Además de frío, resultaba del todo incómodo, pero decidimos continuar con la vía. Quizá, y por la cantidad de vías que hay en la zona, hiciéramos algún max-mix de vías en algún tramo pero como son todas parecidas, ni nos dimos cuenta.




El quinto grado y los 150 metros de mallo resultaron perfectos para que yo disfrutara a pesar del viento. Igual para Pablo se quedaba un poco escaso de grado, pero para mí era lo que estaba buscando.




Arriba no se podía perder tiempo ya que el azote del aire seguía resultando molesto. Preparamos el rapel de unos cuarenta metros y rápido para abajo. Existen muchas y muy buenas reseñas de todas las vías del Mallo Colorado por internet y de fácil localización, de ahí que no ponga ninguna en esta entrada.




El rapel nos dejó muy cerca del camino circular a los Mallos de Riglos y, en cómoda bajada, llegamos al coche con unas buenas vistas del entorno y con unos buenos nubarrones amenazándonos.


Un día para disfrutar de los Mallos Pequeños y que aún lo hubiésemos aprovechado algo más si no hubiera sido por el viento y por la amenaza de lluvia final.