martes, 17 de abril de 2012

Un rato en Vadiello-Pared del Elefante

El pasado 25 de enero, aprovechando que teníamos que bajar a Huesca con Pablo, para una de las charlas teóricas del curso de esquí de montaña de Peña Guara, pasamos por Vadiello y escalamos un rato.


Todavía no había llegado el temporal de febrero que nos dejó nevadas y bajas temperaturas, con lo que el tiempo permitía estar en manga corta al sol.
De camino a la Pared del Elefante nuestra vista se entretiene con los conglomerados de la zona, que acaban sumergidos en las aguas del pantano de Vadiello, ...¡que agujero debe haber allí!.



Caminando hacia la pared del elefante, observamos cómo están haciendo trabajos de mantenimiento de los caminos del Parque.


También observamos con curiosidad, la utilización de caballerías para el transporte de materiales, en otros parques que no disponen de éste servicio las personas hacen el papel de la caballería.



Una vez en la zona, observamos las reseñas, y vemos que entre la Pared del Elefante y La Momia existen trece sectores diferentes.
Solo en el sector del collado que es el que hemos decidido probar, hay veinte vías de unos 15 metros.




La apariencia de la pared, en este sector, es que no es en absoluto vertical. El grado predominante de las vías es IV y V, llegando en alguna ocasión al 6a+. Es un buen lugar para iniciarse, el conglomerado es bastante pequeño si lo comparamos con Riglos, y muchas veces el tamaño de un garbanzo se convierte en la mejor presa para progresar.



En el momento que nuestros cuerpos dejan de hacer sombra, la temperatura empieza a bajar, y pies y manos se empiezan a enfriar. Decidimos recoger y emprender el camino de vuelta, después de completar unas cuantas vías.



Observamos los mallos de Ligüerri, que junto con La Mitra y el Puro, forman un espectáculo para la vista.




Echamos un bocado, acompañados de un petirrojo algo descarado, que primero se chulea de mi bota y luego pretende llevarse el casco de Pablo, al final congeniamos y nos permitió echarle unas fotos.





Antes de ir a Huesca echamos un último vistazo, ésta vez desde la presa, a los Mallos. Nos han quedado ganas de repetir alguna visita a ésta zona, surcada por el río Guatizalema.