lunes, 28 de abril de 2014

V Trancs de les Maladetes. Tuca de Paderna 2622 m.

El sábado pasado, un año más, acudí al Trancs de les Maladetes. Esta vez el recorrido era una circular que pasando por la Renclusa ascendía a la Tuca de Paderna y volvía por los Tubos de Paderna hasta el punto de salida que era el Hospital de Benasque.
Esta vez no pudo venir Pablo como era habitual y decidí llevarme de compañeras a Elena y a Elia, que aunque no participaron en la prueba, disfrutaron del Hospital, del ambiente y del fin de semana por Benasque.
Antes de la salida, como es habitual, Feliu nos transmitió información precisa de lo que íbamos a hacer en el recorrido. De inmediato pasamos el control de ARVA y arrancamos con el itinerario previsto mientras Jorge nos despedía hasta la vuelta.




De forma increíble, salí con el grupo de cabeza hacia la Renclusa, bien es verdad que había madrugado y llevaba un rato con ganas de empezar. Charlando mientras avanzábamos, vimos una ardilla y dos catalanes dijeron: "mira, un esquirol" (la ortografía no se si será correcta, pero así sonaba), yo les hice repetir porque me llamó la atención la palabra para describir al animal. El motivo era que en ansotano utilizamos el término "esquiruelo" para nombrar a las ardillas y la similitud fue motivo de comentario.




En el camino de invierno de ascenso a la Renclusa se fue encapotando el cielo y la calma reinante hizo que, la capa de nieve reciente que había se fuera apelmazando. Al llegar a la Renclusa, como es habitual en esta prueba, teníamos preparado caldo caliente y zumos, de los cuales dimos buena cuenta los que allí estábamos, de manera agradecida.




El avituallamiento dio paso al tramo cronometrado. Primero salieron ellas y después nosotros, con cinco minutos entre unos y otros, ¿creo?. Como es normal, salí de los últimos, o el último, pero me puse con el ti-tá, ti-tá, y pese a que el tramo era más corto de lo habitual terminé en un digno 6º puesto en la general.




Pasado este tramite de la crono, nos pusimos en marcha hacia el collado de Paderna. El cielo seguía encapotado y pese a no tener ninguna esperanza en la mejoría climatológica disfrutábamos de la subida. Mi inmediata seguidora en este tramo se merecía una foto como protagonista, ya que pese a que ella me decía que no, creo que le corté el ritmo de ascenso en alguna que otra ocasión con mi empeño de sacar fotos.




Cuando nadie lo esperaba, y en las proximidades del Collado de Paderna el cielo se abrió permitiéndonos disfrutar de unas vistas extraordinarias. Incluso Alberto, "jabalí" de la organización y, en el día, convertido en perfecto trazador, dudaba en creerse la ventana que se nos abría, contra todo pronóstico.




Tras mantener cierta distancia entre nosotros, por precaución, en el último flanqueo hacia el collado y después de hacer saltar a una pareja de perdices nivales que estaban en los alrededores, nos encontramos ascendiendo por la última pala hacia el pico del día echando la vista al Sacroux, objetivo de la anterior edición del Trancs de les Maladetes.





Justo llegué a tiempo para echarme una foto de cima con los de la cabeza de la prueba aprovechando la huella cómoda que habían dejado. En lo alto de la Tuca de Paderna apuramos los rayos de sol mientras estuvieron. Un poco de aire, hizo que las amenazas volvieran y decidiéramos comenzar la bajada,
mientras iba subiendo el resto.






La bajada no la podemos destacar por la esquiada, ya que la nieve reciente estaba muy apelmazada y la capa generosa que había no permitía alegrías, pero al llegar a los Tubos de Paderna, entre la pendiente y que el grosor de la capa disminuía, aún nos dejó "medio hacer algo".



El día acabó como de costumbre, con una buena comida en el Hospital de Benasque y un buen ambiente propiciado por la organización como es habitual.