lunes, 4 de marzo de 2013

Esquí de travesía en Ansó. Quimboa Alto.

Para terminar Febrero nos juntamos el jueves 28 con Pablo y Jaime para ver si encontrábamos algo de nieve polvo por algún rincón. Decidimos ir a Quimboa Alto, algo que también decidió Patxi, un navarro que se unió desde Zuriza con nosotros para disfrutar del día.

 
 
 
La pista hasta Tachera está espectacular y nos toca abrir huella desde el principio. Por el camino vemos como la fauna no lo ha pasado nada bien en lo que va de invierno. Nos encontramos en el tramo de Zuriza hasta Tachera con un sarrio, un jabalí y un corzo muertos. Si pensamos en lo que puede haber por todo el bosque, la conclusión es que nada bueno ha debido pasar con tantos días seguidos de nevadas.
 

 
 
El frío de los últimos días ha hecho que, además de mantener la nieve en óptimas condiciones, los barrancos nos ofrezcan un aspecto diferente.
 

 
 
Tanto el día como el entorno son espectaculares, si a esto añadimos que por el fondo del valle la nieve no ha transformado en absoluto, el resultado es que ninguno se escaquea para abrir huella. ¡Da gusto hacerlo con esta nieve tan ligera!
 

 
 
Vamos avanzando y nos vamos encaminando siempre por el fondo del valle hacia nuestro objetivo, sin pausa pero sin prisa.
 

 
 
 
Durante el recorrido, entre otras cosas, Patxi nos comenta que el próximo día 15 se va hasta Nueva Zelanda, y sólo con billete de ida. ¡Alucinante!, yo no sé si le tengo envidia o no, pero si que es una actitud sorprendente y admirable.
 
 
 

 
Jaime, desde la retaguardia nos lanza alguna que otra foto, cómo se nota el dominio de la cámara y la composición...¡gracias por la foto Jaime!.
 

 
 
En las últimas rampas Pablo impone su ritmo y los demás lo seguimos como podemos. Menos mal que ya queda poco y las vistas que tenemos nos hacen recuperar rápidamente.
 

 
 
 
A partir de ahí solo queda bajar. En los tubos hay que buscar el lado donde no ha entrado la fuerza del sol de final de Febrero y se conserva aún la nieve polvo para disfrutarla. La encontramos y Jaime descubre por fin que es eso de la nieve polvo. No hay una gran capa, pero si que da para tantear, probar y gozar.
 
 
 
Buen recuerdo se llevará Patxi hasta las antípodas. Jaime también podrá contar su experiencia con la nieve polvo con sus amigos monegrinos, Pablo cualquiera sabe, pero seguro que se queda con ganas de repetir. Y yo, ya tengo con que soñar toda la noche.
 
 
 
En Zuriza nos despedimos de Patxi y le deseamos que todo le vaya bien, le digo que todo esto va a salir en el blog, y lo prometido es deuda.