viernes, 23 de noviembre de 2012

Vuelta por los puertos ganaderos de Mazandú, Chipeta y Quimboa. Ansó

El pasado jueves 15 de noviembre Asier nos propuso a Pablo y a mi dar una vuelta por los puertos donde habían pasado sus ovejas el verano. Hace algún tiempo que le faltan 30 ovejas y no quería bajarse a la ribera sin echar un último vistazo.

 
Dejamos un coche en Zuriza por si acabábamos dando una vuelta completa en el caso de no encontrar nada en todo el día, y subimos con el otro hasta las parideras de Mazandú para iniciar el recorrido.
 
 
 
Asier se dirigió hacia Chipeta Bajo para subir por toda la arista hasta la punta, mientras que Pablo y yo subimos juntos hasta la caseta de Mazandú y a partir de ahí, el subía por el cerro dando vista al barranco de Chipeta y yo miraba todas las barranqueras de Mazandú por si los bichos en su día hubieran tenido algún percance fatal.
 
 
 
 
Pablo y yo nos juntamos pronto y, por delante y a la vista, teníamos los puertos de Chipeta Alto y Quimboa Alto, pero eso quedaba para más tarde. Antes había que echar un vistazo a Tortiella y Sayéstico desde las alturas, mientras observávamos las "boiras" que entraban por el fondo de los valles.
 
 
 
 
 
Los grandes y abundantes mojones de las mugas de los puertos dan idea de la importancia que ha tenido la ganadería en esta zona.
 
 
 
 

 
Dando vista todo el rato hacia Tortiella observamos que Oza también está cubierta por la bruma, ofreciéndonos unas vistas del valle espectaculares. Rápidamente llegamos al lugar donde habíamos quedado con Asier, y los tres juntos nos acercamos a observar, desde arriba otra vez y con ayuda de los prismáticos, el puerto de Sayéstico.
 
 
 
 

 
De todos los agujeros que miramos, ninguno era tan grande como el de mi estómago. Era mediodía y no quedaba más remedio que parar a comer. En medio de Chipeta Alto localizamos un buen sitio y paramos a difrutar de la comida. Dimos buena cuenta de casi todo lo que llevávamos, incluido el vino de la bota, que nos supo a poco ante la cantidad de comida que teníamos.
 
 
 
Menos mal que ya no teníamos que subir mucho, se trataba de ir dando la vuelta hasta la Collada de Petraficha y adentrarnos en Quimboa Alto para seguir mirando todos los agujeros.
 
 
 
 
En este punto nos volvimos a separar de tal forma que Asier y Pablo se dirigían hacia Pinaré por la falda del solano de Quimboa Bajo y yo rodeaba más arriba Quimboa Alto para dirigirme hacia Pinaré por el norte y así dar vista al Paco, la Foya y el Chinebral de Gamueta. 
 

 
 
Mientras disfruto de las vistas de las selvas de Gamueta, Mendive, Maz y Zaparreta me acerco al "campo de aviación" desde donde observo buena parte del recorrido efectuado durante el día.
Asier me avisa por la emisora de que han localizado una oveja suelta y me esperan para ver si podemos bajarla hacia Pinaré. Nos colocamos estratégicamente, yo por arriba, Asier por debajo con el perro y Pablo por detrás. La conseguimos llevar un rato pero aquello parecía un sarrio más que una oveja y lo que los tres pensábamos, al final ocurrió. En una carrera se paso al paco, por encima del Cubilar de Pinaré dejándonos con un palmo de narices a cada uno.
 

 
 
Después de comentar un poco la jugada y echar un trago de agua (porque vino ya no quedaba) continuamos bajando para llegar con las últimas luces del día hasta Zuriza en donde cogimos el coche que habíamos dejado por la mañana y fuimos a buscar el otro a Mazandú.
 

 
 

Aunque el número de ovejas perdidas supone un 0,1 % del rebaño, había que apurar todas las posibilidades por encontrarlas vivas o muertas. No ha sido así, ahora el rebaño se bajará a la ribera donde pasará el invierno hasta la próxima primavera cuando volverá a subir a los puertos como todos los años.
Por lo demás, hemos disfrutado de un espectacular día de otoño en el monte, con buen ambiente, buena compañía y buena comida, intentando hacer algo de provecho y observando como el monte se va preparando para el invierno.