domingo, 23 de enero de 2022

Lakora con esquís de travesía

 El pasado sábado 15 de enero nos fuimos a esquiar con Elia al Lakora. Con las bajas temperaturas reinantes y el anticiclón permanente que nos esta afectando no era cuestión de madrugar, y así empezábamos a foquear desde el abandonado cuartel en el Alto de Belagua hacia las once de la mañana.




Salimos sin cuchillas aunque al poco rato, cuando aumentaba la pendiente decidimos ponerlas. A la nieve le costaba transformar, pero ya daba indicios de que la cosa iba a cambiar para la bajada, ya que el sol se dejaba notar.




A Elia le llamó la atención el pequeño circo que alberga el pequeño ibón que hay debajo del pico Cortaplana. Le comenté que allí había un ibón pequeño y enseguida preguntó que si era como el de Ezcaurri. Al decirle que era más pequeño se quedó sorprendida de que con la nieve se notara tanto si era tan pequeño.




También observó que con el simple cambio de pendiente, al no incidir los rayos de sol tan directamente sobre la nieve, ésta estaba mucho más dura, aprendiendo que no solo es cuestión de orientación sino que también depende de la inclinación el estado de la nieve.




Enseguida llegamos al vértice geodésico y allí dejamos los esquís. Tocaba calzarse los crampones y progresar con ellos para seguir aprendiendo.




En el cordal que enlaza con el Lakora o Lakhura, ya en territorio francés, nos dio para probar los crampones en bajada, subida y llano.




Además de disfrutar con el cramponaje y el ambiente hasta la cima, apareció otro aliciente como por arte de magia. Multitud de parapentes aparecieron sobrevolando nuestras cabezas dando vueltas para aprovechar las térmicas.




Elia se quedaba embobada viéndolos y yo le recordaba que estaba en una zona expuesta y aprendiendo a usar los crampones y, aunque había tiempo para todo, teníamos que organizarnos para no fallar.




Probaba y probaba y se paraba para mirar a los parapentistas. Todo le gustaba, los parapentes y también caminar con los crampones.




De vuelta al vértice geodésico tocaba recoger los crampones, quitar pieles y bajar esquiando, ...¡casi nada!



Con todo ese entretenimiento habíamos conseguido que la nieve transformara para esquiar disfrutando. 




Una mañana completa donde seguimos aprendiendo y practicando. Esquiando con unas condiciones muy buenas en una situación compleja, donde el minimizar riesgos reduce las opciones pero para nada las elimina. Seguiremos buscando las mejores condiciones para seguir disfrutando y avanzando en esto del esquí de travesía.