lunes, 16 de mayo de 2016

Pico Tempestades con esquís de travesía. Benasque.

Para ayer domingo había unas muy buenas previsiones meteorológicas. No fuimos pocos los que quisimos aprovecharnos de esa predicción, a tenor de la cantidad de gente que había en el refugio de pescadores de Vallibierna. La mañana amaneció despejada, aunque se veían nubes agarradas en las puntas, pero como la previsión era la que era, lo normal era que poco a poco fueran desapareciendo. Así que colocamos los esquís en la mochila y arrancamos hacia nuestro objetivo.




Mientras llegábamos a la nieve, por encima de la Pleta de Llosás, veíamos las coladas de nieve del día anterior y la "meteo" en lugar de mejorar lo que hacía era empeorar y empezaba a nevar.




A ratos se aclaraba y a ratos se tapaba, pero las puntas se mantenían tapadas y los copos seguían cayendo, unas veces con más intensidad y otras con menos.




Pasado el Ibón de Llosás, remontamos las primeras y más fuertes rampas de los aproximadamente 900 metros de desnivel directos que restan hasta la cima. Mientras, los ratos que parecía que quería despejar nos permitía al menos ver el Russell.




Cuando la cosa se animaba y permitía casi ver el pico Tempestades, los claros hacia el sur eran muy grandes y las vistas hacia el pico Vallibierna resultaban espectaculares. Pero poco duró esta situación, volviéndose a cerrar y poniéndose a nevar más en serio. Donde deberíamos haber visto una muy buena imagen del Aneto solo veíamos nubes y niebla.




Al llegar a los últimos metros nos juntamos con más gente, entre ellos Chemary de MasPirineo y todos compartimos las nulas vistas que allí había, una lástima.




Esta vez la foto de cima nos la hizo Chemary y por una vez salimos de cuerpo entero justo cuando observamos que parecía que quería despejar. No nos lo pensamos dos veces y fuimos rápidamente a por los esquís ante la posibilidad de esquiar con visibilidad. Nosotros habíamos dejado los esquís un poco más abajo pensando que no podíamos salir con ellos puestos desde la cima pero Chemary nos demostró que si hay posibilidad, ...¡y muy buena!.




La esquiada resultó muy buena, con una visibilidad más que aceptable y una nieve espectacular. Al final, trampeando, pudimos llegar hasta el puente de madera de la Pleta de Llosás, con los esquís puestos.




La porteada hasta el coche resultó entretenida comentando las mejores jugadas de la jornada y veíamos como al final el tiempo se iba acercando a las previsiones, aunque las cimas, como durante toda la mañana, permanecían ocultas hacia el norte. Una muy buena jornada de esquí con encuentros agradables en una avanzada temporada.