domingo, 13 de noviembre de 2016

Punta el Raso, Ansó. "¡Lo prometido es deuda!"

Desde que en la Marcha Senderista pasada Elia se quedó con las ganas de subir a la Punta del Raso, raro era el día que no me recordara que teníamos que ir. Tras una semana en que el tiempo no había dejado muchas opciones, se pronosticaba cierto margen matutino seco para ayer sábado. Parecía una buena opción que no era cuestión de desaprovechar.




Salimos de casa con un cielo velado pero con una temperatura agradable que invitaba a dar un buen paseo. Como siempre, las curiosidades resultaban todo un entretenimiento por el monte.




Tampoco deja de ser entretenido todo lo que me cuenta Elia. Entre la imaginación y la realidad, a veces me pierdo, porque a ratos tengo que desconectar y no es cuestión de hacerle repetir según que cosas. Ayer, sin más, entre otras muchas historietas, nos encontramos un gorro de duende y todo porque nos habíamos puesto una hierba en la boca como Pedro, el de Heidi.




Otro buen rato enlazó los experimentos que hacen en la escuela, con los que hace con su abuelo en casa, hasta que yaya les echa la bronca por ensuciar. Me explicó el sentido del giro de los remolinos de agua según los hemisferios, también el desvío del eje de la Tierra y como estaríamos posicionados sin ese desvío....y algo de la gravedad que no me quedó muy claro, aunque se esforzó al máximo en explicármelo.




Antes de llegar a la Collada Baja también me contó como Alba, en yoga, les enseña a respirar y alguna de las posiciones o posturas que más le "molan".




En el cordal hacia la Punta el Raso le tentó echarse a correr para llegar antes que yo, pero al final se le hizo largo y se me enfadó un poco por no dejarle llegar a ella primero. Pero pronto se le pasó al ver el vértice geodésico..."¡anda, es como el de la Punta Maz!"




Un tímido sol nos permitió comer un buen bocado en la misma punta, al resguardo de unos "chinebros". Comimos queso, chorizo, lomo, galletas y chocolate, y con eso en el cuerpo, decidimos bajar. Un nublado sospechoso por la parte alta del valle, unido a que la predicción daba algo de agua por la tarde, nos hizo decantarnos por una bajada más directa en lugar de bajar hacia Las Palomeras  y tomar el GR como se hizo en la última Marcha Senderista




Retomamos parte del recorrido de la primera Marcha Senderista que se realizó hace doce años y así no repetimos trazado por la parte alta de la excursión y aprovechamos para ver la Borda Alberro en donde Elia disfrutó con su estructura.




Se trata de una caseta hecha de piedra, con un curioso tejado, también de piedra. Su forma exterior aparentemente normal da paso, al entrar, a ver una bóveda interior que forma una cúpula redondeada y que se cierra con la chimenea. Toda una joya de las que quedan pocas en pie y que resultaban bastante habituales por la zona.




Empalmado ya con el tramo de subida, pudimos recoger unas cuantas "fonguetas" que nos cenaríamos al día siguiente, ya que esa tarde de sábado tenía que continuar en las fiestas de San Martín en Hecho, en donde Elia se encontraría con sus amigas.



La lluvia llegó más tarde, pero no aguó la excursión, ni tampoco San Martín en Hecho donde los dos disfrutamos después de un paseo entretenido y bien majo, saliendo con la mochila y las botas desde la puerta de casa.