jueves, 26 de septiembre de 2024

Tuca Blanca y Tubo de la Zapatilla con esquis de travesía. Candanchú

 El pasado 21 de abril y una vez acabada la temporada de esquí para las estaciones, nos fuimos con Elia a Candanchú. El objetivo principal era el Tubo de la Zapatilla, ya que por unas cosas o por otras esta temporada se le había resistido y esta vez la cosa prometía.




La mañana estaba despejada y corría algo de cierzo lo que nos hizo arrancar con algo de ropa. Teníamos poco mas de media hora de porteo y en que empezamos a remontar ya nos quitamos alguna capa.




Antes de la intermedia de la silla de Tortiellas nos calzamos los esquís. Solo en el paso de Tortiellas paramos para poner cuchillas. La sombra y la escasez de nieve hacían que solo hubiese un pasillo estrecho y duro para progresar.




Las pistas de la Tuca tenían un aspecto inmejorable, debido a las abundantes nevadas tardías de esta temporada. Las vistas del Aspe, las Murallas de Borau e incluso Collarada tenían un aspecto también buenísimo.




Pese a que al sol la nieve iba transformando, en las sombras aún permanecía algo dura y decidimos subir al pico de la Tuca Blanca sin prisa para ir haciendo tiempo a que entrara el sol al Tubo de la Zapatilla y coger la nieve en su punto.




Antes, también nos asomamos a Loma Verde y realmente estaba tentador, pero esta vez el Tubo de la Zapatilla había que bajarlo sí o sí.




El primer giro en la salida de la Tuca Blanca no dejó indiferente a Elia que comentaba que el pico parecía poca cosa, pero que la salida era empinada, ...¡pero bien!. Resultó un perfecto calentamiento para lo que nos esperaba en el Tubo de la Zapatilla.




Entramos al Tubo de la Zapatilla en el momento preciso. La crema pirenaica había hecho su aparición y el descenso resultó de lo más disfrutón. Tan solo una sombra en la parte más estrecha rascaba un poco y alguna piedra suelta que aparecía no pudieron con una esquiada preciosa donde los giros salían solos.




Elia estaba eufórica y satisfecha de haber bajado el Tubo de la Zapatilla, ya tenía ganas y hasta ahora se le había resistido. No paraba de comentar que le había parecido más sencillo de lo que había oído y le habían dicho.
 

Pese a haber tenido que hacer algo de tiempo para esperar a que la nieve transformara y no haber madrugado demasiado, terminamos lo suficientemente pronto para llegar a Ansó a la hora del vermú, lo que completó una mañana de domingo redonda.


Esta vez no enchufé el GPS y no dispongo de track, pero ahí os dejo un enlace a la aplicación que lleva Elia y que, aunque también tardó en activarla, si que recoge buena parte de nuestra actividad dominical.


martes, 30 de julio de 2024

Circular a los Mallos de Agüero y Cueva Al Foraz

 El pasado 6 de abril nos bajamos con Elena hasta Agüero. Apetecía cambiar de aires y dar un paseo por la zona del Reino de los Mallos.




Dejamos el coche en la parte baja del pueblo y, callejeando un poco, rápido encontramos la señalización de la ruta circular a los Mallos de Agüero. En seguida llama la atención la cercanía de las moles de conglomerado en donde se aprecian a la perfección a los escaladores y a los pollos de buitres en las repisas.




Pronto remontamos hasta la Collada Pedro e iniciamos el fuerte descenso por una trocha hasta los restos de una antigua tejería que se ubica junto a la toma de agua de boca del pueblo. Instalación moderna que contrasta con los restos citados.




En ese punto decidimos alargar un poco la excursión y acercarnos a conocer la Cueva Al Foraz y la Foz de Pituelo que están cerca y en dirección a la Ermita de San Esteban, también señalizado. Antes de disfrutar de la cueva avanzamos un poco mas para ver la Foz de Pituelo, paso estrecho y obligado que ayuda a cambiar de vertiente.




La oquedad es curiosa y permite adentrarte en sus rincones para husmear por una roca muy pulida. Sorpresas desagradables como paquetes de tabaco y una lata de refresco que recogí para tirar en los contendores de Agüero hacen recordar que no todo el mundo es respetuoso con el entorno.




Volvimos sobre nuestros pasos hasta los restos de la antigua tejería para completar la circular a los Mallos de Agüero dejando a nuestra derecha el curso del Barranco Rabosera (creo que así se llama). También he visto en diferentes mapas nombrarlo como Barranco Pituelo o Barranco del Castillo Mango, lo mejor sería consultar a los agüeranos y respetar la toponimia local.




La señalización es sencilla pero suficiente, tomamos nota para posteriores visitas. También hay inscripciones curiosas de otros tiempos....




Unas flores que salían como espárragos me llamaron la atención. No las conocía y me interesé por ellas. Se llaman Orobanche lastiquama y resulta que es parásita del romero común (salvia romarinus), ambas plantas de clima mucho mas mediterráneo del que tenemos por nuestros lares.


Dando la vuelta a la Peña Sola volvimos a dar vista a Agüero completando así la circular. Un recorrido sencillo, corto y entretenido para pasar un rato por la mañana y disfrutar de lo lindo por la zona. 



Track del recorrido




domingo, 30 de junio de 2024

Garmo Negro con esquís. Balneario de Panticosa

 El pasado 17 de febrero, y aprovechando que volvía a nevar en altura, nos fuimos con Pablo y Aro a probar la nieve reciente por el entorno del Balneario de Panticosa.




El día salió espectacular y por el camino, antes del desvío a Panticosa, una caravana de coches que subía hacia Formigal nos asustó un poco, ya que el atasco era de los de estar parados y avanzar muy poco a poco. Pensábamos que nos iba a retrasar un montón, pero hacia el Balneario la cosa cambió y subimos sin problemas.




Nos costó aparcar en el Balneario, parecía que todos habíamos elegido el mismo sitio para probar la nieve que había caído recientemente. Porteamos hasta la Mallata Alta ya que en la baja, aunque estaba blanca, no nos daba para calzar los esquís.




Yo quería probarme ya que desde el 12 de enero, y tras un pequeño percance en el que me rompí el sacro esquiando, no me había vuelto a calzar los esquís.




El ritmo que nos puso Aro, como siempre, me permitió subir con comodidad, y en muy poco mas de dos horas y media nos plantamos en la cima del Garmo Negro. Teníamos un día espectacular, nieve abundante para la temporada que llevábamos y habíamos subido por una huella muy bien trazada. Solo nos faltaba disfrutar de una buena bajada.
 




Después de posar para que nos echaran unas fotos, iniciamos el descenso. La nieve no estaba para echar cohetes, pero a mí me supo a gloria después del invierno que llevábamos y de lo bien que había respondido mi trasero.




De nuevo en la Mallata Alta descalzamos los esquís, no sin apurar al máximo la nieve. Lo de las piedras no me hacía mucha gracia, ya que tenía muy reciente el percance, provocado precisamente por uno de estos tiburones, así que iba detrás de esta pareja vigilando cualquier enganchón que ellos tuvieran para salvar la piedra como pudiera. 

Al final, un día de disfrute por el monte, retomando la actividad invernal que más me gusta y comprobando mi casi total recuperación. ¡Una gozada!