miércoles, 31 de octubre de 2012

VIII Marcha Senderista Otoño Valle de Ansó

El domingo 21 de octubre se celebró en Ansó la octava edición de la Marcha Senderista Otoño Valle de Ansó, organizada por el Club Linza. En esta edición hubo novedades con respecto a las ediciones anteriores, la primera y más importante era que por primera vez estaba casi garantizada la lluvia, y otra novedad interesante era que existía una nueva junta directiva en el club organizador.

Pese a que la noche había sido tranquila con respecto a las lluvias, a las siete el chaparrón era intenso, lo que provocó que no despertara a Elia para participar por segundo año en la marcha.

 
La pancarta de la marcha estuvo presente este año apenas unos minutos pero me dio tiempo a sacarla en la foto.
Enseguida paró de llover e incluso despejó, lo que me hizo cambiar de actitud con respecto a Elia, además aparecieron sus dos amigas Selma y Arbil y las tres asumieron la "fartera" como todos los que allí estábamos. En total fuimos unos 40 los participantes, menos de la mitad de los inscritos ya que, o no pudieron llegar a Ansó por los problemas producidos por las lluvias del día anterior, o por que no estaban dispuestos a mojarse.
Pese a que había parado de llover, el nuevo presidente del club organizador seguía aguantando el chaparrón, esta vez de los politiquillos de turno, caciquillos y miembros despechados de la anterior junta directiva que no se conformaban sólo con las zancadillas de los días previos y, como siempre, todos querían dejarse notar a costa de lo que fuera.
 
 

 
Por fin, tras el desayuno habitual, nos pusimos en marcha dispuestos a disfrutar de un día por el monte.
 
 
 
Las fuertes lluvias de los dos días anteriores, y las más suaves previstas para este día eran aprovechables al cien por cien para inculcar a las pequeñas que también se puede disfrutar del monte pese a la lluvia, y que ésta no es ningún impedimento mientras los riesgos queden relegados a los producidos por la propia actividad montañera y los añadidos por el terreno mojado. Esto es lo que a mi me ocurrió cuando era como ellas y lo intentaré transmitir para que sepan disfrutar del monte en todas las condiciones, siempre con la prudencia como principio básico.
 

 
 

 

Lo que todos sabíamos no tardó en llegar y la lluvia empezó a caer, tiramos de chubasqueros y paraguas. Arbil, como una profesional, decidió darse la vuelta con Gerardo por una inoportuna rozadura. Selma junto con Elia decidieron continuar y los tres seguimos con la excursión. Pronto empezamos a recuperar posiciones ya que nos habíamos entretenido mientras Gerardo me daba algo de ropa de recambio para Selma por si acaso, y casi sin darnos cuenta llegamos al primer avituallamiento. Estaba situado en los alrededores de la Borda Cheso y al final de la pista del Vedau.

 
 
Por la mañana también había habido incertidumbre por la posibilidad de que no se pudiera llegar con los coches al avituallamiento  por algún desprendimiento de la pista pero no fue así. En cualquier caso, la gente entiende las imposibilidades y creo que todos lo hubiésemos aceptado a juzgar por los comentarios de los que allí estábamos.
 
 
 

 
En este punto se separaba el recorrido largo del recorrido corto. Nosotros decidimos hacer el corto ya que el largo era para los mayores. Selma y Elia se vieron sorprendidas por la aparición de las casas de Ansó entre la niebla del fondo del valle. Se animaron tanto de verse tan altas que resolvieron las dudas que tenían a la hora de echar carreras por la pista.
 
 
 
En un descuido fueron detenidas por Leyre y Marinés, en plan bandolero. Pero esta vez las bandoleras eran buenas ya que en el resguardo de la Espelunga Pabirrio, les dieron unos "cacahuetes mágicos", a los cuales dieron buena cuenta en un pis pas, hasta el punto de no dejar ninguno para los mayores.
 

 

 

 Aunque todo el recorrido ofrecía seguridad, nos encontrábamos en la zona más delicada, ya que en caso de fuertes lluvias como las del día anterior nos podríamos haber visto sorprendidos por la crecida de alguna barranquera que nos hubiera dificultado el paso.
Esta posible incidencia que se podría dar en caso de fuertes lluvias solo afectaba a este tramo del recorrido balizado para la marcha. Toda la subida hasta la Punta del Raso se libra de estas posibilidades ya que el camino discurre por un cerro y en ningún momento cruza ninguna barranquera al igual que la bajada hasta la pista del Vedau.
 
 
 
En la Borda Techinero las pequeñas posan divertidas pese al chaparrón. Aprovecho la lluvia y la escorrentía provocada por ella para explicarles a las pequeñas lo descrito en el párrafo anterior. No hay mejor cosa que demostrar lo que dice la teoría sobre el terreno y viendo lo que ocurre cuando llueve por el monte. Han aprendido que los riesgos por fuertes lluvias en un monte no está arriba en sus aristas sino en las laderas bajas donde los barrancos y baranqueras recogen toda el agua que escurre de arriba precisamente. También aprovecho para indicarles que en las partes altas hay otros riesgos mayores en caso de tormentas, vientos fuertes, bajadas de temperaturas,... pero no era el caso del día.
 
 
 
Pese a mi insistencia en que eviten las carreras, al mínimo descuido, que son pocos, las dos me dan la vuelta. Están contentas y una vez pasado el puente del barranco y viéndose ya en casa Elia me dice: "Jo, esto si que ha sido una aventura y no las de Dora la Exploradora", mientras Selma con su no parar de hablar habitual, me contaba que le había gustado mucho ver Ansó entre las nubes, la cueva, la borda y el puente.
 
 
 
 
Con estos comentarios y acelerando el paso para que Leyre y Marinés no nos ganaran, llegamos al merendero de la Fuente Alta donde los cocineros habían preparado una buena comida. Damos los dorsales y, rápidamente y antes de comer vamos a casa donde Elena ha preparado la bañera, en la que las dos en el mismo turno disfrutan de un baño divertido. Mientras tanto, casi no pueden coger aire para contarle a Elena su aventura.
 

 
 
Después de disfrutar de la comida, de entablar conversación con gente nueva, de los aplausos a la organización y los colaboradores, de intercambiar teléfonos y correos electrónicos, solo queda FELICITAR al Club Linza que, pese a los chaparrones de todo tipo, ha sabido templar gaitas y organizar un año más la Marcha Senderista con éxito, y no solo eso, ha recuperado la actividad montañera perdida, que es el verdadero motor de todo club de montaña.  

viernes, 26 de octubre de 2012

Circular en Hecho. Calzada Romana-Senda de los Ganchos

La tarde del viernes 12 de octubre había que aprovecharla como fuera. Tenía ganas de volver a la Senda de los Ganchos en nuestro vecino Valle de Hecho, ya que hacía bastante tiempo que no paseaba por ahí y guardaba un buen recuerdo. Ultimamente se ha puesto bastante de moda hacer una circular entre la Calzada Romana y la Senda de los Ganchos, conocía los dos caminos pero nunca había completado la circular, así que viendo que en la cabecera de los valles estaban agarradas las nubes de cierzo, decidí coger el coche y acercarme hasta el desvío de Gabardito y la Borda Bisaltico para realizarla.



El arranque está bastante bien señalizado y comparte camino con la subida a Lenito. En pocos metros se separan con un buen cartel indicador y se empieza a disfrutar de los muros espectaculares de la Calzada y de las vistas del amplio Valle de Hecho.

 

Las rupturas de algún tramo de muro ayudan a uno a darse cuenta de la dimensión de esta obra. También me doy cuenta de que en determinados tramos es muy difícil que falle la cimentación.




Las "boiras" acarician las Peñas de Agüerri, y el cierzo se deja notar aunque sin ser el protagonista de la tarde por ahora.





Pronto llego al punto más alto de este tramo de la Calzada Romana, culminado por la torre defensiva del siglo XVI conocida como Lo Vixia, y salvando de este modo el espectacular desfiladero de La Boca de Lo Infierno.



En el descenso hacia la carretera encuentro un frondoso bosque, donde espectaculares hayas siguen siendo testigos de los muros de la Calzada.




Cruzo la carretera y después el río Subordán por una pasarela metálica que daba acceso al antiguo campamento de San Juan de Dios, hoy día abandonado, y tomo el camino de la Senda de los Ganchos, que por la margen izquierda del río, hará que complete la circular (también indicado).
 



La remontada para ganar altura es algo más fuerte que en el tramo de inicio, pero se compensa con la espectacularidad del bosque y de la propia senda que contrasta con la amplitud de la Calzada.




Aquí todo es estrecho, y el cierzo por estos tramos se deja notar hasta el punto de obligarme a poner la chaqueta.





Conforme voy saliendo del estrecho y girando al resguardo, la vegetación cambia. Pasamos de los abetos, hayas, arces y tilos al predominio de los chaparros y pinos. Igual que la vegetación se adapta a las condiciones del medio, yo me tengo que volver a quitar la chaqueta.





En un rápido descenso llego a una zona de acumulación de sedimentos. Claramente se trata del cono de deyección del barranco de Agüerri y para mi sorpresa me encuentro una maravillosa pasarela metálica que hace que cruzar el barranco sea como coser y cantar.




Cuando entro el la placidez del Plan de Santana voy pensando en la pasarela. Tengo que decir que me da cierta envidia que en el valle vecino se hagan actuaciones como ésta por estas sendas y en el nuestro no se quiera ni mantener sendas recuperadas como la de la Faja Beatorre. Como para pensar en colocar una pasarela en el Barranco Salas para facilitar el paso por esa senda y poner en nuestro valle una circular de moda como ésta.... Soñar es gratis.




Después de dos horas aproximadamente, llego al coche tras cruzar el Puen de Santana y decido tomarme algo en el bar del Centro de Intrerpretación del Megalitismo. Con Andrés la conversación es entretenida, fluida y coherente. Un lugar recomendable para visitar y completar así una tarde redonda.



 


martes, 16 de octubre de 2012

Circular en Ansó. Paco de la Fuente Alta

Después de un jueves gris y lluvioso típico de las fechas en las que nos encontramos. El viernes 12 de octubre nos despertamos con un día radiante. Elia se levantó sin mucho madrugar pero lo suficiente para preparar la mochila y salir a dar un paseo cercano.

 
 
Para ir al Paco de la Fuente Alta salimos andando desde casa sin la necesidad de coger el coche. Eso a Elia le gusta y arranca decidida por la calle de la Fuente para coger el camino.
 


 
 
Antes de tomar el camino, una picaraza elige una buena atalaya para observarnos, cualquiera sabe lo que está pensando.
 



Como siempre Elia arranca con brío, y me cuenta que el año pasado con la escuela ya vinieron por este camino, pero que unos troncos cruzados les impidieron continuar.
Le digo que el camino ahora está limpio y podemos completar una circular....papá, ¿que es una circular?....


 
Mientras avanzamos iremos viendo lo que es una circular, pero entre tanto tengo que convencerle de que los frutos del serbal no son cerezas.
 
 
 
 
 

Aunque le había contado por el camino que en este bosque todos los niños de Ansó habíamos jugado a "las casetas", ella no se podía imaginar que aún quedaran restos de ellas por ahí. Incluso puestos de vigilancia para observar si venía algún otro grupo de otra caseta con fines no definidos.
Las guerras de piñas (y no solo piñas) y el continuo asalto e incluso destrucción de la caseta de los otros, hacía que invirtiéramos muchas horas en este monte, ya que todo ello llevaba a las seguras reparaciones, preparación de estrategias para el siguiente ataque, colocación de trampas, preparar salidas de escape,...y todo eso para que ganaran los de siempre: los mayores.

 
 
El fresco de la mañana me ayuda a convencer a Elia de almorzar al sol. También ayuda el comentarle que desde donde nos vamos a colocar veremos su escuela desde arriba.
 
 
 

Los jabalíes se han dedicado a labrar el camino y esto ha hecho que nuestras botas se hayan ensuciado de barro, pero son cosas que pasan por el monte, luego nos limpiaremos cuando lleguemos a la hierba y más tarde nos descalzaremos en la calle para entrar en casa.

 
 
En la bajada, como siempre, las carreras se suceden, eso hace que completemos el recorrido muy rápidamente y Elia descubra lo que era una circular.
 

 
 
Antes de salir del camino nos encontramos una moneda. Se trata de cincuenta céntimos de peseta del año 1949. A Elia lo de las pesetas le da igual, lo que si que le interesa es saber por qué lleva un agujero en el centro.
 
 
 

Tras llegar a los columpios del merendero y disfrutar de ellos un rato, nos dirigimos hacia casa buscando la protección de una de las cuatro cruces que hay en Ansó, y que cuentan que para eso estaban, no sin antes observar que en el rebaño de ovejas que habíamos visto al inicio de nuestra excursión hay un nuevo integrante. El cordero que acaba de nacer mientras estábamos por el Paco de la Fuente Alta es el primero de este pequeño rebaño.
 

 
 
Otra salida al monte que, aunque algo más corta de lo habitual, ha llenado de ilusión a Elia y ha disfrutado teniendo claro que "esto es mucho menos que la Punta Maz".