jueves, 14 de febrero de 2013

Raquetas por Ansó. Vuelta a Ezpelá.

El pasado sábado 9 de febrero estaba prevista una ventana de buen tiempo. Pero una de las previsiones decía algo así: nubes orográficas en el lado francés y cresta fronteriza. La experiencia nos dice que cuando la previsión es así, hay muchas probabilidades de que en Zuriza y Linza no se vea el sol. Así que decidimos aprovechar el rato de sol por la parte baja del valle y también la posibilidad de salir de casa con las raquetas puestas. Nos pusimos en marcha Elena, Javi, Tatán y yo en busca del monte Ezpelá.

 
 
Pasamos por la Tejería y tomamos el camino que nos acerca a la pista del Paco Ezpelá de la forma más directa.
 
 
 
Después de echar un trago de agua, ascendemos por la pista que nos ofrece unos buenos miradores del pueblo, aunque haya que afinar la vista para verlo, ya que con la nieve se camufla entre el monte.
 
 
 
 
Cuando alcanzamos el final de la pista, y en vista de lo rápido que hemos llegado, decidimos realizar una circular desde ese punto al monte Ezpelá.
 

 
 
 
Antes de dar la vuelta hacia la cara sur de Ezpelá observamos las buenas vistas que nos ofrece el Vedau de Ansó.
 


 
 
Al dar la vuelta al monte y estar al resguardo del norte tenemos que quitarnos algo de ropa. Nos damos cuenta de que los animales también prefieren este lado del monte. No sólo los domésticos, sino que los rastros de corzos y jabalíes se multiplican por la zona.
 

 
 

Cuando llegamos a la Loma Champuyó decidimos echar un bocado al cuerpo. Mientras lo hacemos, vemos como el frente anunciado para la tarde amenaza desde Navarra.
 
 
 
Al ir remontando hacia Changarrapán, vemos que la cara de Javi no demuestra el cansancio que anuncia,... ¿nos estará engañando?
 
 

En la subida, Tatán aprovecha un tronco caído y cruzado en el camino para enmarcar a Elena, que también planta buena cara.
 

 
 
El frente previsto ya nos ha alcanzado, pero pronto pasaremos el Achar y nos resguardaremos en el bosque, no sin antes hacernos un retrato los cuatro juntos.
 
 
 
Al llegar a la Fuente del Planaz echamos un trago para seguir hasta el final de la pista. Tras la parada, Javi se queja de un tirón en el aductor, pero al alcanzar la pista coge un ritmo tan rápido que nos es difícil seguirle,...¿nos habrá vuelto a engañar?
 
 
 
En la bajada por la pista, tomamos el camino por el que habíamos subido para alcorzar. Pronto pasamos la Tejería y volvemos a la pista. En este punto alcanzamos a Javi y comentamos su rápida bajada. El pequeño parón hace que su molestia vuelva a aparecer, uhmmm!!!
 
 
 
Cuando vamos a llegar a casa, Javi me hace una señal,...¿nos habrá engañado de verdad?

 

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