miércoles, 30 de diciembre de 2020

Circular desde casa con raquetas de nieve. Narancoba, Ansó

Esta mañana, y aprovechando un descuido de la meteorología que ha hecho que parara de nevar, hemos decidido con Elena dar un paseo con las raquetas de nieve. Resulta ventajoso tomar una decisión de este tipo y poderla realizar de inmediato sin desplazamientos en coche hasta el lugar de inicio de la actividad.




Ya no solo ha parado de nevar, sino que además hemos llegado a ver el sol y con ello observar como se encuentra todo lo que nos rodea después de una noche de nevada.




No hacía viento y la temperatura era ideal para caminar y disfrutar. Echando la vista atrás, el pueblo parecía un belén.




Elena iba cómoda tras la huella que le abría al ir yo por delante. Los pinos estaban cargados de nieve y el camino solo se intuía, pero resultaba suficiente.




La imagen de los montes cercanos a Ansó, Ezpelá, Usarna, Lopetón, Calveira y el mismo Narancoba estaban espectaculares.



Cuando estábamos en el punto más distante del paseo y quedando aproximadamente la mitad para volver a casa, el cielo se cerró de nuevo y volvió a nevar con ganas. Daba igual volver que seguir y completar la circular, así que continuamos con el plan inicial




Elena insistía en que ella siempre tiene suerte y, como por arte de magia o una pizca de brujería que también debe de haber algo, de nuevo paró de nevar.




Hasta el sol volvía a hacer amagos de querer salir otra vez.




Poco a poco, al ir bajando ya se veía de nuevo civilización y veíamos a los niños, y no tan niños, jugar con la nieve disfrutando.




La vuelta a casa por la carretera fue más cómoda pero menos entretenida. Ya le decía yo a Elena que siempre, como dice Jose Mari, "mientras haya matas iremos por las matas"... ¡mucho mejor, donde va a parar!.




De nuevo en casa con las raquetas hasta la puerta, después de haber dado un precioso paseo, haber disfrutado de la nieve y también de haber hecho buena gana de comer. ¡Todo un lujo!.