jueves, 12 de diciembre de 2019

Un Mallo de Lacherito con esquís para inicio de Diciembre. Ansó

El sábado pasado, siete de diciembre, en pleno puente pude escaparme para disfrutar del sol y la abundante nieve que tenemos este año. Para ello me apunté con Pablo y Aro que han salido todos los días que se ha podido.




Me desperté animado por que el resfriado que llevaba parecía que había dado una tregua, y como he dicho, me apunté al carro de esta pareja sin pensármelo. Partimos de Linza hacia el Mallo de Lacherito por el Barcal de Linza.




Pasada la Foya de los Ingenieros, cuando llegamos a la Foya Manaté decidimos evitar la larga diagonal del camino de verano y acertamos. Pese a la pendiente y el estado de la nieve conseguimos pasarla sin cuchillas.




Continuamos hacia el Puerto de Plana Diego en dirección al Collado del Huerto de Lacherito por sombra y nieve dura, pero volvimos a salvar la situación sin poner cuchillas buscando zonas de nieve venteada. 




A pie de pala y al sol, ya se intuía que la esquiada iba a ser muy buena. Una mirada a la cornisa más alta confirmó que podríamos esquiar toda la pala desde ella.




El sol iba haciendo su labor y transformaba la nieve lo justo para dejarla en óptimas condiciones. Solo faltaba hacer un poco de circo en la cornisa de ascenso y disfrutar de las vistas que teníamos.




Allí cada uno la pasó como mejor lo vio. Mientras Pablo apuraba en escalereta, yo me descalce los esquís solo para saltar la cornisa y Aro prefirió pasar a crampones.




Abusamos de un fotógrafo amable que por allí andaba y nos sacó una foto antes de iniciar la bajada.




Una bajada con una nieve primavera por la pala, nos dejó contentos para todo el día. Bastante gente  también disfrutaba del día y no eran pocos los que subían al Mallo de Lacherito. Nieve mas dura cuando entramos en sombra hizo que tomáramos más precauciones pero sin dejar de disfrutar.


Un buen día de monte en el que además despedí definitivamente el resfriado que había tenido en los últimos días. Con ganas de más y con bastante envidia proporcionada por Aro y Pablo que al día siguiente iban a volver y yo no podía, echamos una cerveza en el Refugio de Linza antes de bajar a comer a casa.