miércoles, 18 de septiembre de 2019

Lescun-Linza por la Collada de Petrachema

El pasado domingo, 8 de septiembre, tocaba completar el fin de semana de monte volviendo hacia casa. El día anterior, con la escusa del reconocimiento de mugas nos habíamos escapado con Elia hasta Lescun. Era el día de volver a casa y con esa idea nos levantamos en la localidad francesa.




Después de una agradable estancia, como es habitual en Lescun, esta vez en Pic d´Anie donde pernoctamos, desayunamos y habíamos cenado la noche anterior, partimos hacia Linza por un tramo de carretera que siempre resulta algo aburrido, pese al paisaje que nos rodeaba.





Una vez alcanzado el aparcamiento de Masousa, el asfalto se transforma en pista forestal y se agradece. Un bosque frondoso y fresco permite ver las cosas de otra manera. La pista forestal llega hasta el último punto donde se accede con vehículos conocido como el Pont Lamary. A partir de allí solo circulan los quads de los pastores de las Cabañas de Ansabere, por camino hecho a su medida.




El primer objetivo del día, que era la Collada de Petrachema y estábamos localizando desde que salimos de Lescun, cada vez se veía mas cerca. Al llegar a la Cabañas de Ansabere decidimos parar a reponer fuerzas mientras las boiras envolvían y despejaban las Agujas de Ansabere creando un ambiente especial.




La incertidumbre de pasar por la Collada de Petrachema, tan cerca de las agujas, y poderlas ver o no, inquietaba a Elia. Poco a poco, mientras cogíamos altura tras el almuerzo, Elia estaba contentísima de como dejábamos abajo a las Cabañas de Ansabere y disfrutaba de un camino serpenteante que ganaba cota a cada paso.




"Mira papá, estamos tan cerca que se ve a dos de rojo escalando". Rápida estuvo la jodida, aunque no me extraña que los localizara ya que no paraba de mirar semejantes moles. Ante la inmediata posibilidad de un tropiezo, decidimos hacer una parada y descubrimos hasta siete escaladores en la verticalidad de las imponentes paredes, ..."hasta se les oye hablar", decía.




Con todo esto, nos plantamos en la Collada de Petrachema casi sin darnos cuenta pese a haber remontado desde Lescun mas de 1200 metros. Tan solo quedaba bajar hasta Linza, ya por terreno conocido para Elia.




En la misma muga, le dí a elegir entre bajar por el Paso de La Escalerilla o bajar por el Barcal de Linza. Finalmente decidió bajar por el Barcal, ya que la última vez que anduvimos por la zona lo hicimos por La Escalerilla y le apetecía cambiar.




Una bajada por terreno rocoso, con una camino cada vez mas machacado por la abundancia de personas que lo utilizan en la "Senda de Camille", nos plantó en la Foya de los Ingenieros con su agradable y cómoda tasca, tras el tramo de bosque que la une con la Foya Manaté, situada un poco más arriba.




Con la llegada al Refugio de Linza, donde había dejado el coche el viernes por la tarde, completamos un fabuloso fin de semana. Unos huevos fritos pusieron la guinda a dos días de monte bien aprovechados entre España y Francia, y donde siempre, ademas de disfrutar, aprendemos de todo.













sábado, 14 de septiembre de 2019

Reconocimiento de mugas 2019, Ansó. La Mina de Guarrinza-Collada de la Cunarda-Collada del Palo-Lescun

El sábado pasado, 7 de septiembre, tocó el anual reconocimiento de mugas entre Ansó y los pueblos fronterizos del Valle de Aspe francés. Desde que el año pasado se decidió abrir este evento para todos los interesados, Elia lo tenía claro, ..."tenemos que ir".




Este año tocaba reconocer las mugas localizadas en las colladas de la Cunarda y del Palo (277 y 276 respectivamente) y el punto de encuentro era en La Mina de Guarrinza. Allí acudimos puntuales para no perdernos nada.




Elia empezó a preocuparse porque no podía seguir el ritmo impuesto, pero le dije que si seguíamos un ritmo constante y tranquilo llegaríamos con todos a la vez. Así lo hicimos y no solo llegamos a la vez, sino que finalmente nos convertimos en cabeza de grupo para llegar al objetivo, la muga 277 de la Collada de la Cunarda.




Allí nos juntamos con los franceses y tras la lectura y firma de los expedientes, todos nos dirigimos a la muga 276 de la Collada del Palo.




La parada allí fue mas larga, ademas de los formalismos que llegaron al final, la comida y el viento fueron los protagonistas.




Una vez terminado el reconocimiento, llegó la hora de la despedida. Después de unas cuantas canciones y la quedada para el año siguiente, los franceses se dirigieron al Collado de Saoubathou y los españoles bajaran por el Puerto de Las Foyas hasta La Mina donde habíamos iniciado la caminata.




Elia y yo nos bajamos hacia Lescun para seguir aprovechando el fin de semana como teníamos planeado. Allí íbamos a pernoctar para continuar al día siguiente hasta Linza




Poco a poco y conforme íbamos bajando nos íbamos quitando ropa a la vez que disfrutábamos del potente descenso. Pastos, cabañas y bosques eran los protagonistas, adornados por flora poco habitual por nuestra zona como el acónito que estaba en plena floración.




Entre juegos de sombras chinescas con la sombra que producían sus manos sobre el suelo, poco a poco fuimos llegando a la carretera. 




Un tramo de carretera que a los dos se nos hizo corto. Los prados y sus bordas, el casi nulo tráfico y su estrechez y el paisaje de ensueño que nos rodeaba permitió llegar a nuestro destino con tiempo para disfrutar también del pueblo de Lescun. Jornada entretenida de monte y estupenda estancia en un lugar de lo más acogedor.