miércoles, 14 de marzo de 2012

Anie con esquis

Ayer, martes y trece, nos fuimos Castán, Pablo y yo a ver como estaba de nieve el Anie. Dejamos el coche en la curva helicoidal, junto al refugio de las pistas de esquí de fondo de la Contienda. Arrancamos con los esquís pasadas las nueve y cuarto de la mañana con un buen ritmo.



Saliendo de las pistas de esquí de fondo y, comenzando las primeras rampas, aflojamos la marcha, ya que el calor empieza a apretar y si no la sudada puede ser monumental.



No obstante, pronto vamos dejando atrás el Arlas que tiene una buena imagen, y como dice Castán vamos tí-tá, tí-tá, ganando tiempo al tiempo.



 Rápido, observamos la pirámide del Anie, y la cantidad de nieve que hay nos permite avanzar a placer, sin tener que buscar pasos obligados.



Paramos un momento para echar algo ligero al cuerpo, y entre tanto, le pedimos a un señor francés que nos haga unas fotos, y yo aprovecho para cazarle con el Anie de fondo. Más tarde se convertiría en un compañero más de la expedición.




Ya tenemos a tiro el pico, nos falta cruzar la hondonada y remontar la pala. Llevamos muy buena hora, y en la base de la pala, como mis pieles están un poco viejas, decido poner cuchillas. Pablo y Castán aguantan solo con las pieles, favorecidos por una muy buena huella de ascenso.




Lo empinado de la pala y el ritmo que llevamos hace que nos cunda mucho, observamos la vista que tenemos de la Mesa de Los Tres Reyes y Petrachema...



...y rápido llegamos a la punta con los esquís. Todavía está un poco dura y decidimos comer un poco y así hacer tiempo para disfrutar de la nieve en su punto.




Mientras hacemos tiempo, llega el montañero francés que antes había hecho de fotógrafo y decidimos esperarle y bajar todos juntos, ya que él iba solo.




Disfrutamos de una bajada con una nieve buena y abundante, aunque eso no evita que, como es habitual, nos metamos en algún que otro berenjenal.


El montañero francés se despide de nosotros, ya que él tiene el coche en la estación de esquí de La Pierre San Martín. Continuamos bajando por donde nos da la gana, teniendo cuidado con alguna plancha de hielo que aflora, pero disfrutando por todos los sitios que pasamos.
A la una en punto llegamos al coche completando una muy buena jornada de esquí. Hemos cogido la nieve perfecta, en el sitio adecuado, en un día espectacular y con la mejor compañía.