viernes, 27 de enero de 2017

Esquí de travesía en Ansó. Mallo de Lacherito y Chinebral de Gamueta

Ayer, jueves 26, amaneció despejado y frío en Ansó. No era cuestión de perder el tiempo, daban empeoramiento para hoy y el sol no se podía desaprovechar. Subí hasta la entrada de la pista de Gamueta y allí dejé el coche para calzar los esquís.




Los trece grados bajo cero hacían que se me helaran las orejas, y eso con el pelo largo. Pronto entré en zona de sol y las cosas cambiaron. La nieve estaba espectacular y abundante, incluso en el barranco donde casi siempre hay que descalzar los esquís, en el tramo de bosque, se podía pasar sin problemas.




En la ladera del Chinebral se notaban los habituales movimientos de nieve. Mientras, yo iba avanzando sin un rumbo definido pero con la tentación de subir al Mallo de Lacherito




Me dirigí hacia el puerto de Plana Diego, observé que el cerro del Chinebral estaba muy pelado, como todos los lomos, y decidí hacer el flanqueo por el camino de verano. Tramo orientado al norte y con nieve escasa y dura pero que con cuchillas pude pasarlo sin problemas.




Una vez metido en la vaguada del puerto ya tenía el objetivo a la vista, la Punta Plana Diego o como se suele conocer, Mallo de Lacherito. Se avanzaba muy bien. Entre que la pendiente es suave, y que daba la sombra y no permitía parar, me planté en el collado a pie de pala en un periquete.




En esas cotas empezaba a correr el aire y aunque en el collado paré para echar un bocado y un trago de agua, la pala también la subí rápido sin que apeteciera parar para nada.




El último tramo, como de costumbre estaba duro, pero como no había quitado las cuchillas, con mucho cuidado, lo pasé sin descalzar los esquís. Las vistas como siempre espectaculares, y esta vez, la cornisa colgando sin acabar de soltarse, daban un ambiente bien majo.




Al empezar a bajar me junté con Josu, guipuzcuano también solitario con el que compartimos un rato de esquiada y compañía. El bajaba a Linza y yo tenía el coche en Gamueta. El día y la nieve tan buenos ayudaron a que me animara a subir también al Chinebral de Gamueta después de despedirnos con Josu. 
Si el lomo estaba tan pelado como había visto al subir, a algún lado habría tenido que ir a parar esa nieve. Me decía a mi mismo y pensando en los muchos tubos y vaguadas de su cara sur.




Realmente el lomo estaba pelado, pelado. Aún así trampeé como pude para no quitarme los esquís salvo en la brecha de antes de la punta. Resultaba imposible bajar por allí esquiando.




Buenas vistas de los tres clásicos de la zona Mallo Lacherito, Petrachema y Mesa de los Tres Reyes. Una última mirada más cercana de la pala del Mallo Lacherito que acababa de bajar mientras comía algo y, como bien había pensado, tenía por delante una bajada hasta el coche espectacular, con una nieve polvo prensada que dejaba hacer de todo.




Día aprovechado y buena esquiada. Solo faltó la continuidad de compañía y el buen funcionamiento del GPS para grabar la ruta. Esto último lo he medio solucionado creando la ruta sobre mapa, que mientras no solucione el problema tendrá que valer.



(Creado sobre mapa)





domingo, 15 de enero de 2017

Circular con raquetas de nieve en Ansó. Cubilares de Chiquín y Atanasio

Después de dos días de trabajo intenso, y nevadas, en el Circuito de Raquetas de Las Eras para recuperar el paso cómodo por sus recorridos, ayer sábado salió el sol en Ansó. La mañana tenía buena pinta mirando a casi todos los lados, menos hacia la cabecera del valle que seguía gris. No apetecía mucho meterse en semejante marrón y tiraba más aquello del "solecito".




Me quité como pude la idea de coger los esquís y me acerqué hasta Zabalcoch con las raquetas para dar un paseo.




Menuda gozada, nieve polvo recién caída, mucha calma, silencio y sol. ¡Menudo cóctel tenía preparado!.




Conforme avanzaba la mañana me "autoconvencía" de la decisión tomada y disfrutaba como un enano.




Pasando por el Cubilar de Chiquín observé como cambia el monte según las estaciones y las condiciones. De igual manera se puede disfrutar de la nieve, que de los colores del otoño, o del verde intenso de la primavera y la frescura que ofrece el musgo del bosque en verano. Difícil elección. Lo mejor, poderlo disfrutar en el momento como yo lo estaba haciendo. (Ver verano) (Ver otoño)




Al ir llegando al claro del Cubilar de Atanasio el viento se dejaba notar y aunque no apetecía salir del resguardo confortable del bosque, a mi no me quedaba más remedio que salir, si quería completar la circular. Otros podían elegir.




Justo, justo, le iba a los restos del cubilar para desaparecer bajo la nieve. Mientras, a mi, solo me quedaba la bajada para seguir disfrutando y la tregua de sol matutina amenazaba con desaparecer. Incluso mirando hacia la parte baja del valle comenzaba a nublarse.




Algún copo suelto, entre un sol que se resistía a desparecer, completaban las preciosas estampas que aparecían en cada paso que daba.




Rápido se completó la jornada, eso sí, al llegar abajo, como es habitual, la pena por terminar pasa inmediatamente a un segundo plano al observar que puedo llegar a casa con buena hora para comer, y lo que es mejor, con una gana tremenda.



Aún habiendo hecho todo como siempre, desconozco porque el GPS no ha funcionado como de costumbre y pese a tener el track, no lo puedo descargar, por no sé que error.....¿misterios?.
No obstante cuelgo el track del mismo recorrido realizado en otra ocasión ya que la no señalización y la fácil posibilidad de despiste en muchos de los tramos del recorrido hacen muy muy recomendable el uso de éste si no se conoce la zona.