El sábado pasado 5 de septiembre, nos fuimos hasta Guarrinza con Elia con intención de ir al monte y dar una vuelta tranquila sin aglomeraciones de gente.
Elegimos el
Barranco de la Loma. A mi me llaman la atención las rocas rojas que hay por la zona y pensé que a Elia le gustaría transitar por ellas. Además, aunque estábamos cerca de
Agua Tuerta, casi con seguridad no tendríamos aglomeraciones de gente.
Le propuse no seguir caminos y disfrutar de la zona a nuestra marcha recorriendo todos los picos que rodean
La Loma. De esta forma atacamos la
Punta Marcantón por donde nos apeteció para iniciar el itinerario.
Además de encontrarnos un montón de sarrios, empezamos a disfrutar de las vistas que teníamos desde la arenisca roja donde el protagonista indiscutible era el
Castillo de Acher. Desde allí teníamos el perfil claro de la
arista norte, le conté que la recorrimos con Pablo hace un tiempo con la posibilidad de haber sido los primeros en hacerla. O al menos si que fuimos los primeros en reseñarla.
Un paso delicado nos hizo abandonar la arista para llegar directos a la
Punta Marcantón, aunque el rodeo para sortearla resultó hasta divertido.
Una vez arriba, Elia disfrutaba de las vistas e incluso hacía una panorámica de 360º con su cámara imaginaria. Teníamos a la vista
La Ñetera que era el segundo de los picos que íbamos a hacer en el día, y teníamos enfrente las tres puntas con las que, dando vista a
Agua Tuerta terminaríamos el día, completando así los cinco picos que rodean el bonito puerto ganadero de
La Loma.
Tras un pequeño avituallamiento atacamos
La Ñetera, volviendo a buscar paso por donde nos pareció. De nuevo rocas rojas atravesadas por estratos calizos grises, combinación que no para de llamarme la atención siempre que la veo.
Aparece la
Costatiza y
Agüerri, y también vemos
Peñaforca,
Lenito y la
Punta del Rincón de Alano, compartiendo protagonismo con el
Castillo de Acher.
Descendimos con unos destrepes entretenidos a buscar la muga ansotana con el
Rincón de la Rueda. Como decía Elia fue el único trozo del día donde seguimos una senda, junto con el camino que une el puerto con la pista que llega al
Achar de Agua Tuerta.
Desde las
Planas de la Contienda veíamos los dos picos que habíamos recorrido, y siguiendo los pilones de la muga observábamos
Agua Tuerta desde las alturas.
De nuevo, unos entretenidos destrepes nos permitieron seguir las tres puntas que limitan con el
Huerto de Agua Tuerta completando "una excursión de cinco picos" como decía contenta e ilusionada Elia, además de observar un treparriscos que no se dejó fotografiar pese a tenerlo cerca y durante el tiempo suficiente (habrá que aprender un poco más para poderlo plasmar aquí).
Otro día de disfrutar por el monte, sin caminos que seguir, de las trepadas y destrepes, del encadenamiento de picos, de las vistas, de la llamativa roca roja y sus contrastes y de no encontrarnos a nadie en toda la mañana en pleno
Parque Natural de los Valles Occidentales.
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