Por la mañana supimos que la noche anterior el Puerto de Belagua estaba cerrado, así que decidimos subir a Linza. En el aparcamiento nos encontramos con David, que aunque tenía otras faenas, decidió acompañarnos un ratillo.
Aunque la nieve caída el viernes se había apelmazado y humedecido, salimos desde el aparcamiento con cantidad más que suficiente para un buen arranque de temporada.
La temperatura era bastante suave y lo único que faltaba era que terminara de despejar, ya que durante algún momento al principio de la mañana parecía que quería hacerlo y en eso basábamos nuestra esperanza.
Al llegar a la Foya de Petrachema, no solo no despejó sino que la niebla hizo acto de presencia. Allí David se despidió de nosotros y volvió a sus faenas. Nosotros decidimos seguir un poco más con la misma esperanza del principio.
Aun conociendo el camino, mientras teníamos referencias la cosa iba bastante bien, salvo por las sorpresas de ir cruzando montículos que no se apreciaban hasta que no los notabas.
Cuando las referencias desaparecieron, hubo que tirar de tecnología para confirmar que estábamos donde pensábamos que estábamos. Es una sensación similar a cuando te pones en una habitación a oscuras, aunque sea de tu casa, pero sospechas que alguien ha podido cambiar los muebles de lugar, así, en algún momento íbamos palpando con los bastones, en según que sitios, para localizar alguna posible cornisa ...o lo que fuera.
Confirmamos la llegada al Collado de Linza por el poste que allí hay. Decidimos quitar las pieles e iniciar el descenso, no sin antes comentar, como cada año, lo típico de: "¡anda que si se nos hubiera olvidado esquiar!".
Para lo que pensábamos aún tuvimos suerte, la nieve se dejaba esquiar pese al apelmazamiento comentado al principio, y la niebla, aunque sin abandonarnos del todo, permitía observar alguna que otra referencia y algo de relieve.
Esto, junto a que no se nos había olvidado esquiar, resultó un cóctel perfecto para poder disfrutar de la primera bajada de la temporada.
Justo cuando nos estábamos cambiando en el coche, empezó a chispear, con lo que nos sentimos todavía mejor, ya que confirmamos que acertamos con la decisión de darnos la vuelta en el Collado de Linza. Un trago en el Refugio de Linza completó la primera jornada de una temporada que parece prometedora,....¡ya se verá!
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