Todo empezó el viernes a las ocho de la tarde con una charla de aproximadamente una hora (un poco más) en la sala multiusos de Ansó en la que se habló, cómo no, de la nieve.
Al día siguiente, tocaba la salida práctica y el lugar elegido fue como todos los años el Circuito de Raquetas de Las Eras. Lugar privilegiado para realizar cómodamente una salida y observar con seguridad todo lo visto en la charla del día anterior.
Aunque la asistencia fue menor que otros años, las 17 personas que allí acudimos disfrutamos de un circuito en unas condiciones inmejorables de cantidad y calidad de nieve.
Tras la pasada del grupo, la huella abierta en el circuito, permitió disfrutar de un cajón espectacular a la gente que acudió a Las Eras a "raquetear" por libre y aprovechamos esta circunstancia, además, para emitir el parte semanal del estado del circuito.
Al llegar al cerro de Pinaré, además de aprovechar el buen tiempo reinante para echar un pequeño tentempié, observamos entre otras cosas un deslizamiento reciente en una de las zonas propicias y habituales, y que sirvió para dejar claro que el manto tiene su evolución y sus consecuencias.
Tras el pequeño bocado, nos dirigimos a la zona donde habitualmente realizamos la cata de nieve y en donde mientras unos observamos las diferentes capas del manto, otros se dedican a realizar prácticas de manejo de DVA (o ARVA) localizando a una supuesta víctima enterrada en la nieve.
Mientras Pablo se dedica a explicar el manejo del DVA para localizar al otro escondido bajo la nieve, el resto va observando con la lupa las diferentes formas de los granos de nieve en cada capa del corte, así como la dureza, color, textura... de cada estrato.
Antes de empezar a bajar, la habilidad de Tatán con el manejo de la pala, permitió hacer un hueco en donde, aunque justo, pudimos comprobar la sensación que trasmite la sonda al localizar una víctima y la diferencia notable que existe cuando se toca un objeto diferente a un cuerpo, bien sea el suelo, un casco o una pala.
De nuevo en la bajada, y con una nieve espectacular, dejábamos un cajón como huella por el circuito no menos espectacular.
Tras encontrarnos con la mejor nieve del invierno, donde el día acompañó como si hubiera sido elegido y de disfrutar de la cabecera del valle con unos accesos limpios y cuidados como siempre, unos cuantos, decidimos rematar la faena con una buena comida en el Camping de Zuriza, donde como es habitual nos encontramos bien a gusto.
Unas jornadas en donde, por tercera vez, además de acompañarnos el tiempo, un grupo de gente con inquietud e interés por curiosear y aprender permitieron disfrutar de la nieve, del valle y de un buen ambiente que permiten pensar en continuar con esta actividad al año que viene.
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