En principio no teníamos un objetivo fijo, salvo el de llegar a Las Foyas, y una vez allí y en función del estado de la nieve, elegir cualquiera de sus laderas o picos circundantes, ya que las posibilidades son muchas.
Mientras Pablo y yo nos decidimos por el pico Larraille, el resto se lo tomó con más calma y disfrutaban de la zona más tranquilamente. Una vez tomada la decisión, Pablo puso rumbo directo al pico sin pérdida de tiempo.
La amplitud del terreno en el puerto de Las Foyas no deja de llamar la atención mires donde mires, igual da que echemos el ojo hacia la Collada del Palo o hacia Lacherito.
Conforme íbamos llegando al pico la pala final se empinaba. Tomamos la decisión de quitarnos los esquís y subir caminando por la arista. La nieve estaba en su punto para disfrutarla, pero me costaba esfuerzo no parar para tirar fotos hacia todos los lados.
Arriba perdimos poco tiempo, una mirada por aquí, otra por allá intentado localizar el ibón de Lacherito totalmente tapado de nieve,...
..., foto de cima, y sin dejar que se pasase la nieve, como si de un gran plato de arroz se tratara, a disfrutar del momento.
En un abrir y cerrar de ojos nos encontramos con el resto de la expedición que habían localizado un sitio perfecto para echar un bocado. Comentamos como habíamos encontrado la nieve y nos hicimos un retrato. José Antonio nos comentó que nos había grabado un pequeño video y ahí que va.
La bajada por el barranco de Las Foyas fue toda una gozada con la nieve en muy buenas condiciones hasta abajo. Muy posiblemente, el que los cielos se velaran propició esta situación.
En el antiguo Camping de Oza terminamos la jornada comentando que quizá pronto se pueda disfrutar de las instalaciones abandonadas hace años, ya que parece ser que hay gente dispuesta a que eso sea así, ¡ánimo!. Nos despedimos hasta la próxima habiendo pasado una jornada muy agradable conociendo gente maja.
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