Hemos subido por las pistas de la estación en dirección a la Glera de Anayet. El rehielo nocturno que hacía días que prácticamente no existía, nos ha permitido mantener altura a media ladera en dirección a los Llanos de Anayet. Por este tramo nos hemos tropezado con las consecuencias de la fusión de la nieve de estos días pasados.
Una vez en el llano y, tras cruzar los ibones, ya tenemos a la vista nuestro objetivo. Antes de tomar las rampas para llegar al Cuello de Anayet decido poner cuchillas, ya que las pieles viejas no me permiten avanzar con la comodidad y seguridad que a mi me gusta. Aprovecho para echar un trago de agua y comerme un plátano y cuando me doy cuenta Pablo está a punto de llegar al collado.
En el collado dejamos los esquís y damos paso a los crampones para alcanzar nuestro objetivo. Las vistas que tenemos de los alrededores ya nos gustan desde éste punto, aunque sabemos que vamos a disfrutar más de las que veamos desde éste pico tan aéreo.
Las cadenas colocadas a modo de pasamanos en los puntos más delicados nos vienen muy bien para progresar mejor. Avanzamos con cuidado para remontar hasta la punta.
Una vez arriba, perdemos poco tiempo, eso sí, nos recreamos con todo lo que tenemos alrededor. Subiendo hemos disfrutado. Nos hacemos la típica foto de cima y nos disponemos a disfrutar bajando con mucho cuidado.
Otra vez el paso delicado se ve muy favorecido por la instalación de las cadenas y bajando seguimos disfrutando de las vistas. En el descenso localizamos una pequeña ruptura en el borde de uno de los ibones, decidimos ir allí y aprovechar que podemos coger algo de agua para comer un poco. Pablo saca dos bocatas con muy buena pinta, por lo que deduzco que él no ha tenido nada que ver en su elaboración. Confiesa y comparte los bocatas.
Después de echar el bocado, decidimos volver a poner las pieles y subir a la Punta de Espelunziecha. Al llegar arriba, vemos con muy buenos ojos la bajada directa hacia la Glera de Anayet. La nieve está en un buen punto de transformación y decidimos aprovechar el momento, eso sí, después de la foto de rigor en la Punta de Espelunziecha.
La bajada es brutal, hasta el punto que nos animamos y decidimos dirigirnos hacia el Collado de Espelunziecha poniendo otra vez las pieles y remontar hasta el Pico Espelunziecha Oriental.
Otra vez foto de cima y ya decidimos quitar la pieles definitivamente para, a través del Barranco de Culibillas, descender hasta la estación en el momento que el sol se esconde entre las nubes y el aire, ausente durante todo el día, comienza a dejarse notar.
Hemos completado un día redondo de esquí en el monte que, al menos a mí, ya me hacía falta después del parón de la actividad en los días pasados de la navidad.
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