Arranqué por la carretera que va hacia Hecho para coger la pista del Vedau en la muga. Nada más salir de casa, me llamó la atención el observar como el verde primaveral se va apoderando del Paco de Ezpelá.
A los pocos metros de entrar en la pista paro para fotografiar la caseta de Chorchis. Pequeña borda de bóveda, aunque su aspecto exterior sea como el de un tejado normal de losa.
Para mi hermano y para mí, esta era nuestra "caseta de los indios". Nos hacía mucha gracia entrar por la puerta tan pequeña y observar como el techo interior era redondo. También disfrutábamos viendo como nuestros padres se tenían que agachar para entrar en ella. Era parada solicitada siempre que salíamos de viaje y pasábamos por esa carretera, algo no tan habitual como ahora, ya que entonces la salida del valle se solía realizar por su carretera.
Según iba avanzando por la pista, el cierzo aumentaba y la llegada de copos junto con lo que veía que llegaba de las cabeceras tanto del valle de Ansó como del de Hecho no presagiaban nada bueno.
Al llegar a la altura del GR-15, que une Ansó y Hecho, lo tomé en dirección a Ansó esperando que los chaparros que rodean la Borda Botero me resguardaran del cierzo. Al parar a echar una foto de los restos de la Borda Botero, un gruñido me sorprendió muy de cerca. Cuando me dí la vuelta pegué un grito de espanto que asustó al perro de Andreas que venía con él dándose una vuelta corriendo por el monte.
Una vez pasados los sustos y las sorpresas, la protagonista fue la vuelta de nieve que me pilló de pleno cruzando el Vedau. Parece que el invierno se resiste a abandonarnos.
Pasada la Borda Techinero para de nevar. Dejo el GR y tomo el camino de reciente limpieza que por la collada Minerva me lleva a dar vista a Acharón y me permite bajar por el cerro hasta la Fuente Alta en Ansó.
Este tramo se convierte en una muy buena alternativa para los que realicen la "transpirenaica" ya que lo que queda de GR hasta Ansó resulta, cuando menos, incómodo por la cantidad de piedras que hay en el trazado del camino, por no hablar de cierta dificultad técnica en alguno de sus pasos.
La bajada por este tramo resulta placentera y entretenida. Además, las vistas tanto hacia la parte alta del valle como hacia la parte baja resultan espectaculares.
En un momento me encuentro con las casas de Ansó, aunque antes de eso y cuando más confiado iba, me veo saltando por encima de la bici y evitando una caída contra unos de los bojes mas hermosos del monte.
Después de un fin de semana gris y frío, la tarde del domingo resultó entretenida y terminé disfrutando por el monte, esta vez con la compañía de la bici.
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