El día amaneció fresco, como corresponde a las fechas en las que nos encontramos, con una niebla matutina que se fue levantando conforme avanzaba el día.
Tras pasar las bordas de Gollins, Urbana y Volante nos reagrupamos en el paso del barranco que baja de las cuevas. Las pequeñas, después de haber pasado el barranco sin incidentes, estaban espectantes para ver si alguno de los mayores tenía algún resvalón y disfrutar de ello, hasta el punto de partirse de risa cuando menos. No fue así y todos seguimos caminando y disfrutando del día tan bueno que hacía.
Encontramos un tramo de barranco con espectaculares bañeras naturales que invitaban a meterse. Solo lo evitó el darnos cuenta de que estamos en el mes de diciembre, que no es poco. Comentamos la posibilidad de venir en la primavera y probar, siempre que se mantenga un mínimo caudal. Desde luego, el sitio bien merece un intento al menos.
Rápidamente, y tras pasar el cruce de caminos que nos llevaría a enlazar con una de las variantes del Camino de Santiago a través de la Borda Iguarte, llegamos a la Borda Lo Lobo. Desde este punto ya se ven las "zinglas" que forman las Cuevas de Susuei y lo que queda de recorrido es un suave tramo corto, llano, frondoso y umbrío.
La casacada de la cueva nos da su recibimiento, y lo que allí encontramos sorprende más a los que no habían estado nunca, ... imagino que tanto como me sorprendió a mí la primera vez que allí llegué.
Tras esa primera sorpresa, unos con una solución muy habitual y entretenida, las piedras y los palos, y otros....
...escuchando la voz de Raquel, que siempre llama la atención.
Y después de los villancicos,... a comer, que eso siempre sienta bien.
Tras la sobremesa y después de observar que las pequeñas se habían acomodado en los pesebres tallados en la roca como si estuvieran en su casa, decidimos tomar el camino de retorno.
El sol apretaba para un mes de diciembre, y nos permitió ir algún trozo en camiseta de manga corta.
Antes de llegar a la carretera, y remontando la pista que va desde ésta hasta el puente romano de Val d´Asieso, observamos una curiosa proa en medio del cauce del Veral. Esta formación ha sido producida por las últimas grandes riadas del otoño, y se pude ver el cambio en el cauce marcado por la fuerza del agua.
Una vez terminada la excursión, todos fuimos a Santa Lucia, donde Raquel preparó unos apetitosos macarrones, a juzgar por la cuenta que les dieron las pequeñas y algún que otro mayor.
El día salió redondo, buena meteorología, buena compañía, buena comida y un mejor lugar.
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