lunes, 19 de diciembre de 2011

Barcal de Linza-Foya Manaté

A lo largo del mes de julio, cada vez que nos íbamos de excursión con Elia, teníamos que hacer la visita de rigor a un nido que habíamos encontrado cerca de la Borda Saletas. Observábamos los huevos que allí había con mucho cuidado, pero también con mucha atención. Estábamos poco rato porque este año la primera quincena de julio no destacó por las altas temperaturas y no queríamos que perdieran el calor necesario de la incubación.


A los quince días aproximadamente observamos como había nacido un pollo de los dos huevos. Nosotros veíamos a los papás incubando pero cuando nos acercábamos, se escapaban rápidamente y no nos daba tiempo a saber de que pájaro se trataba. Pedimos ayuda a Jaime que tiene mucha más experiencia con todo tipo de pajaricos, y nos dijo que era una curruca capirotada.


A los 20 días de seguimiento fuimos a ver que tal estaba, y para nuestra sorpresa nos encontramos el nido vacío y abandonado. Elia decidió que sus papás lo habrían llevado a otro sitio mejor porque ese estaba muy cerca de la carretera y le molestaría el paso de los coches. Jaime ya nos había comentado que era una puesta muy débil, ya que era algo tarde y podría tratarse de una segunda puesta. El final de todo fue el que Elia decidió.

Comentando lo que había pasado continuamos con la excursión prevista para ese día. Subiríamos con el coche hasta Linza y después, caminando, subiríamos en principio, a la Foya de los Ingenieros.


Elia subía sin perdida de tiempo, sabía que al final de la Foya de los Ingenieros, le esperan lo que ella llama sus "piedras escaladoras". Son las piedras donde los papas de Diego y Jorge echan sal a sus vacas, y a Elia le gusta mucho subirse a ellas porque dice que puede escalarlas sin cuerda ni nada.
Pasado el entretenimiento de las piedras escaladoras seguimos remontando hacia la derecha en busca de una caseta de montañeros, de chapa roja, que le he dicho que había, y donde podríamos merendar y mirar con sus prismáticos nuevos.



Con la caseta como objetivo, Elia se lanza hacia arriba por la fuerte pendiente. Cada vez que echa la vista atrás se autoanima diciendo que está más alta que nunca y que va llegar a merendar a una caseta de montañeros.



El refugio lo instaló una agrupación de montañeros y lo denominó Refugio de Acherito. Las instalaciones notan el paso del tiempo, pero lo podemos considerar apto para pernoctar y resguardarnos de un temporal.




Tras reponer fuerzas con una merienda de verdad, pan, chorizo, longaniza y queso, retomamos el paseo en dirección a la Foya Manaté. Hay que decirle a Elia que no es buena idea mirar con los prismáticos mientras se camina y que conviene pararse para mirar.




Para sorpresa de ambos, y después de tanto mirar con los prismáticos, Elia localiza un sarrio que se resguardaba entre los pinos del ambiente fresco impropio de finales de julio.
En vista de que comenzábamos la bajada, y como si ya hubiéramos cumplido con el tema de los prismáticos, Elia me pide que le lleve la mochila ya que si no, en la cuesta abajo, no puede correr bien. Acepto y empezamos la bajada hasta dar vista a la Foya Manaté.




Elia ha tenido suerte, ha encontrado unos lirios blancos o albinos que no son muy comunes y nos los enseña, también en el camino de bajada nos muestra los mojones o hitos que nos dicen que vamos por el camino correcto.
Todo es entretenimiento, las carreras ....


.....las caídas


Todavía tenemos que cruzar la Foya de los Ingenieros y el sol se nos va escondiendo. Aunque es julio y el día es largo, la hora avanza rápidamente. Cualquier excusa es buena para no ir hacia casa,... "papá, esta piedra no es escaladora porque es muy fácil subirla, pero es saltadora porque puedo saltar desde ella..."




"Elia, si llegamos pronto al refugio le pediremos a Patxi o a Santi un cola-cao. ¡Vale!, voy corriendo porque en el Refugio de Linza hacen el mejor cola-cao del mundo".
Elia les manda un abrazo a los dos, pero especialmente a Patxi y a su mamá, ya que las dos están ahora en su tierra, Argentina, y están un poco más lejos.




martes, 13 de diciembre de 2011

Linza-Cubilar de Romo-Sobrante-Foya de los ingenieros

El pasado mayo se celebraron las primeras fiestas de Linza. Ana y Patxi estaban entusiasmadas con el reto y lo transmitían. Toda la organización supone un gran esfuerzo, y al comentarme si podría preparar una salida al monte les dije que sí, cualquier cosa para ayudar a la gente que te trata tan bien y que te tiene en cuenta para ayudar.
Para mi también era un reto, quería que saliera bien. Había que tener muchas cosas en cuenta, y además me apetecía hacer algo diferente a una pateada sin más. Entre otras cosas, se trataba de entretener por el monte a un grupo que se predecía dispar, podía haber gente mayor, niños, jóvenes que, evidentemente estaban de fiestas, no se trataba de hacer una machacada, tampoco de hacer un rollo educativo que durmiera al personal y aburriera a los más pequeños,...
En realidad había que hacer un cóctel que gustara a todo el mundo y eso no era fácil.
Comencé preparando un pequeño panfleto, para que la gente que estaba el fin de semana en el refugio supiera en que iba a consistir la salida al monte.




Este panfleto nos serviría de guión para no divagar demasiado, ante la cantidad de posibilidades que nos ofrece la zona, con respecto a sus recursos naturales, y además nos permitiría salirnos de la rutina habitual de cualquier visita guiada que ofrezca cualquier empresa con objetivos medioambientales educativos.
Se trataba de plantear una serie de cuestiones e intentar aprender "todos de todos", teniendo el guión como moderador.

Más tarde que pronto nos pusimos a caminar, entrando por la trocha de la parte de atrás del refugio. Serían cerca de las once de la mañana, no había prisa y el sábado noche pesaba en parte de la expedición.


Después de cruzar un barranco y alcanzar un pequeño claro aterrazado, el Cubilar de Romo, hicimos la primera parada. Cogimos el guión que había preparado y empezamos a aprender todos.


Descubrimos que aquellas terrazas, en su día habían tenido un fin. Se creó un huerto semillero, del que, aprovechando su definición literal, descubrimos el porqué de su ubicación en ese lugar y no otro. Todo esto lo comentamos a la sombra de unas espectaculares hayas que rodean el cubilar.
También aprovechamos para ver la realidad de una señalización de madera para su aprovechamiento en la antigua serrería de Ansó. La no ejecución de la marcación nos permite ver los criterios seguidos, para la realización de los distintos tipos de aprovechamientos selvícolas, que se pueden hacer en un bosque.


Tras esta parada, nos ponemos en marcha hasta la caseta del sobrante de Linza, donde los que no salieron la noche anterior, ya piensan en reponer fuerzas.



Aquí, comentamos el descuido general de las casetas del monte, y el poco interés institucional de mantenerlas, así como el acoso vandálico que sufren.
También hablamos de la transformación del paisaje, como consecuencia de la disminución de la carga ganadera. Comentamos la disminución de las praderas, el aumento de los bosques y el embastecimiento del pasto.
Después de cruzar la ladera del Sobrante, bajamos hasta la foya de los ingenieros buscando la sombra, ya que el día era espectacular y el calor apretaba.


En esta sombra comentamos temas geomorfológicos, y debatimos sobre el origen de las "foyas", tan abundantes por la zona, haciendo hincapié en el paisaje kárstico que tanto nos rodea e influye.



Como último tema del día debatimos sobre los tejos bajo un ejemplar que preside la Foya de los Ingenieros, de sus poderes mágicos, de su longevidad, de su toxicidad,....


Al final, y con el aliciente que había creado la conversación del tejo nos animamos a descubrir unos tejos que hay cerca de la Foya de los ingenieros, que están catalogados por el Gobierno de Aragón, precisamente por su longevidad. Tras introducirnos en una zona en total regeneración y con una gran espesura, llegamos a los tremendos tejos catalogados, donde seguimos con una animada conversación.


A partir de allí, la bajada hacia el refugio fue sosegada, después de la intensidad del paseo. En el refugio nos esperaban las alubias, todos teníamos buena gana, ya que eran aproximadamente las dos de la tarde cuando empezábamos a comer.
Los comentarios que recibí fueron de lo más agradables. En ellos predominaba la sorpresa, ya que no se esperaban algo así, lo habían encontrado entretenido y diferente,...OBJETIVO CUMPLIDO!!!
Yo estaba contento, y aunque no hiciera falta, quería trasladar la felicidad al refugio de Linza por haber conseguido un éxito en sus primeras fiestas, y en especial a Ana y Patxi por el tesón en su realización.
Después de comer asistimos entretenidos a una espectacular tómbola que alargó la sobremesa hasta la tarde.
¡Esperamos que las fiestas del año que viene sean todavía mejores!, no sin antes agradecer a Kasilda de casa Alejos de Fago su apoyo, y el haberse convertido en reportera gráfica de la excursión, prestándonos todas sus fotos para ésta crónica.


jueves, 8 de diciembre de 2011

Senda de Camille en tres etapas

Pablo y yo no teníamos muchas posibilidades de hacer la Senda de Camille, por la dificultad en compaginar las fechas en las que se puede hacer con nuestro trabajo. Conseguir 6 días seguidos era un imposible. Así el año pasado cuando la temporada llegaba a su fin, nos propusimos hacerla en tres días, cogiendo un lunes o un viernes. El problema venía si no conseguíamos hacerlo por el tiempo o algún despiste, necesitábamos un día más de comodín. Las fechas empezaron a cuadrar, podíamos pedir un día de fiesta, el lunes 20 de septiembre, que junto con el fin de semana y el martes 21 de septiembre, fiesta local, teníamos lo que necesitábamos. Nos pusimos en contacto con Val d´Echo Activa, que es la empresa que gestiona las reservas, y nos informaron que el día 19 era el último día que está abierto el refugio de Arlet, es decir, todo cuadra, eso sí, ajustadamente ya que pretendíamos salir desde Linza el 18.

1ª Etapa: Linza-Gabardito-Lizara

La gestión de las reservas fue rápida y eficiente por parte de Val d´Echo Activa, y el día 18 salimos temprano de Linza, de tal forma que sobre las 8 de la mañana estábamos en el Achar de Alano. Desde allí, decidimos no seguir las indicaciones del mapa y cuadernillo que te dan en el refugio de salida, ¡ERROR!. Quisimos no perder altura y así ganar algo de tiempo en la que se supone que es la etapa más dura. Desde Alano, en lugar de bajar hacia la Reclusa para subir por el bosque de Lo Furno, trazamos una curva de nivel que nos llevó a asomarnos a un circo precioso, desde donde veíamos muy bien el collado Baxo de Lenito, pero que, de no tener un parapente no podíamos llegar en buenas condiciones.



Fuimos descendiendo para ver si podíamos destrepar por algún sitio y, con un pino seco como referencia, encontramos un "paso", no recomendable (sobre todo en mojado), que nos permitió alcanzar el collado a las 10 de la mañana.



Desde el collado Baxo de Lenito veíamos Gabardito justo enfrente de nosotros, solo teníamos que bajar hasta el puente de Santa Ana y volver a subir al refugio. Echamos algo rápido al cuerpo y nos encontramos con un camino alucinante de bajada hasta la carretera, tentador incluso para la bici, pero ahora estábamos en otra cosa, y todavía había que ir a Gabardito y después a Lizara. Llegamos a Gabardito a las 12 de la mañana. Llevábamos muy buena hora, pese a la metedura de pata. Nos envalentonamos y nos atrevimos con unos huevos fritos que nos comimos en un pis pas, también dio para un buen café que nos hizo Patxi.




Sellamos y a las 13:30 salíamos en dirección al collado de Lo Foratón que nos llevaría a Lizara.
Cuando pasamos por Plandaniz, nos arrepentimos de habernos comido los huevos fritos, nuestras tripas pesaban como nunca, pero...¡estaban tan buenos!.


El tiempo acompañaba para caminar, era fresco, y aunque en el collado de Lo Foratón se nos echo la niebla, al no haber demasiadas posibilidades de despiste llegamos a Lizara a las 4 de la tarde.


Antes de la ducha decidimos tomar una buena jarra de cerveza, después apareció nuestra compañera Salo y nos invitó a otra,... bueno, vamos a la ducha que hasta que llegue la hora de la cena no se que va a pasar.
Xaro nos selló, y cenamos estupendamente en Lizara. Pronto a dormir que mañana toca otra caminata.

2ª Etapa: Lizara-Somport-Arlet

Madrugamos lo suficiente para empezar a andar sobre las 7:30 de la mañana. Por terreno conocido, avanzamos rápido acompañados de una mañana bastante fresca, encontramos algo de hielo en la Plana Mistresa.
Una vez que remontamos el puerto de Bernera damos vista al Valle de los Sarrios, desde el cual, y por donde nos indica el dedo de Pablo llegaremos a Estanés, donde pararemos y nos quitaremos algo de ropa que ya empieza a molestar.




Avanzamos por el puerto de Estanés y observamos el bosque de las hayas, que delimita la frontera francesa con el término de Ansó. Bromeamos con la posibilidad de hacer leña de ese bosque francés, ya que así esta pactado en los antiguos "tratados de facerías" que realizaban nuestros antepasados ansotanos con los franceses, a cambio de que sus rebaños pastasen por este puerto temporalmente.




Desde donde estamos vemos brillar el tejado del Albergue Aysa, en el collado del Somport, lo tenemos a la vista pero todavía tenemos que cruzar la Chorrota de Aspe, o como decimos los ansotanos la Golochera de Esper.


Una vez que salimos del bosque y llegamos a Candanchú, volvemos la vista atrás y observamos el recorrido hecho para llegar a la Golochera de Esper.


En este tramo de camino hasta llegar al Collado del Somport, notamos las cervezas de Lizara, y también decidimos de forma fulminante no comer huevos fritos en el Albergue Aysa, ya próximo, en vista de lo ocurrido el día anterior.
En el Somport llamamos a casa para dar señales de vida, todo va bien, y ahora tenemos que volver a cruzar la Golochera Esper pero por una cota más baja hasta llegar, en principio, a la Espelunguera. Comemos algo de jamón y queso en el Albergue, sellamos, y sobre las dos de la tarde retomamos el camino hacia Arlet, hemos perdido un poco de ritmo y habrá que recuperarlo.
Descendemos por el camino de Santiago y siguiendo las indicaciones de la guía de la "Senda", ya que este terreno es desconocido para nosotros, pasamos por la cabaña d´Escuret, y ganando tiempo llegamos a la Espelunguera.



Una vez pasada la Espelunguera, y superada parte de la remontada hasta la cabaña de Grosse, decidimos echar un poco de chocolate al cuerpo. Mientras, observamos buena parte del camino recorrido durante el día.




Seguimos recuperando tiempo, y ya tenemos a la vista la cabaña de Grosse, solo nos queda cruzar hasta ella y emprender con ganas el ascenso hasta el collado de Lapachouaou, para rápidamente llegar a Arlet.




A las 6 de la tarde llegamos a Arlet. Aunque por la mañana hemos notado las cervezas de ayer, por la tarde hemos filtrado todo, obsesionados con recuperar tiempo, y ahora apetece una cerveza fresca. ¡Vaya chasco!, muy amablemente y en un aceptable castellano nos explican que como es el último día de la temporada, los burros han bajado toda la bebida y no hay ningún tipo de refresco. No era eso lo peor, en la cena esperaba echarme un trago de vino, ya que sabía que gastan el mismo vino que tomo yo en casa y apetecía, ¡pero no!, los .... burros también se habían llevado el vino, ¡que ocurrencia!. Por lo demás buena cena y mejor compañía, ya que compartimos mesa con tres chicas navarras con las que tomamos un buen cola-cao, y a las que invitamos a las fiestas de Ansó. Incluso como ellas iban a llegar a Linza dos días después, les amenazamos con la posibilidad de subir a darles el desayuno al refugio...



3ª Etapa: Arlet-Lescun-Linza

Madrugamos como el día anterior y si las fuerzas, los posibles despistes y el tiempo lo permiten, esta noche dormiremos en casa. Pero aún queda un día de monte por delante, y ya iremos viendo.
De momento, el amanecer en Arlet es tan espectacular como el atardecer, es un sitio extraordinario.


En principio, hoy, la primera parte de nuestra etapa hasta Lescun trata de llanear y bajar, tiempo habrá de remontar hasta la Collada de Petrachema y volver a bajar a Linza.
En el tramo hasta llegar a la Collada del Palo, pasamos numerosas cabañas muy bien cuidadas y equipadas, en las que hay pequeños rebaños de ovejas, yeguas y vacas, en un entorno idílico. Una vez atravesada la collada comienza la tremenda bajada hacia Lescun, en donde pasamos por la cabaña de Bonaris, donde hay una buena fuente para repostar agua.




En la bajada a Lescún dejamos las piernas sueltas y la carrera se impone sin darnos cuenta, aunque el paisaje nos fuerza a parar de vez en cuando. Si mirásemos con ojos de ganaderos veríamos muy buenos pastos, pero si miramos con otros ojos, nos inventamos unas vertiginosas bajadas con esquís,....





Pronto llegamos al fondo del valle, paramos a echar unos frutos secos al cuerpo y tomamos la pista, que luego se convierte en carretera asfaltada, y nos lleva hasta Lescun. Al mediodía llegamos al Camping Lauzart, con la intención de comer algo. ¡Sorpresa! está cerrado. Ahí estaba María, que en un perfecto español nos comenta que el dueño llegaría por la tarde, sobre las cuatro o las cinco, y que ella era solo la chica de la limpieza. Ante su amabilidad y la situación que se nos presenta, la nombramos "dueña y señora jefa del Camping Lauzart", de tal forma que con ese nombramiento puede sellarnos la ficha, y sin perder más tiempo, y después de invitarla también a las fiestas de Ansó, nos despedimos de Lescun y de María, encaminándonos hacia las agujas y la collada de Petrachema.


El asfalto se hace pesado, y ya tenemos ganas de ir entrando en el bosque que nos permitirá ir más cómodos. En el momento que dejamos atrás el asfalto, decidimos echar algo al cuerpo y reponer fuerzas ante la remontada que nos queda.
Pronto, y tras cruzar el bosque de Ansabere, llegamos a las cabañas del mismo nombre, donde con una mirada hacia atrás vemos el valle que lleva a Lescun...




...y con otra hacia adelante, observamos cada vez más cerca la collada de Petrachema, que ahora ya, la contemplamos como la puerta de casa.




A las cinco de la tarde llegamos al refugio de Linza, donde, esta vez Ana nos recibe igual que siempre. Da gusto llegar a Linza, y más con el objetivo cumplido. Como ya no tenemos que caminar más, y en vista de que no hemos comido en Lescun, nos atrevemos con unos huevos fritos con jamón que nos sientan de maravilla. No hemos utilizado nuestro día comodín y lo usaremos para otros menesteres.

¡LA SENDA ES MUY RECOMENDABLE!